Este viernes no hay otra cosa de la que se hable. La muerte de un niño de tres años este jueves en O Porriño (Pontevedra) ha tocado de lleno en toda Galicia.
El pequeño será enterrado, en los próximos días, en esta localidad, pero mientras se sigue investigando qué es lo que pasó.
La hipótesis que se baraja es que el niño murió, posiblemente, por un golpe de calor debido a las altas temperaturas.
Entre las dos y las cuatro de la tarde se pueden llegar a alcanzar los 30 grados en esa zona. Además, el niño llevaba una chaqueta que le había puesto su madre por la mañana porque, a primera hora, hacía un poco de frío.
La progenitora se habría olvidado de dejarlo en la guardería, por lo que el pequeño permaneció unas seis horas dentro del turismo estacionado en el aparcamiento de la empresa en la que trabaja, la farmacéutica Lonza.
Esta es la tesis principal de la investigación, aunque todavía se está investigando si pudo ocurrir otra cosa mientras se espera, también, el resultado de la autopsia que se le ha realizado al menor.
Los padres del niño todavía no han prestado declaración sobre lo ocurrido ante la Guardia Civil. Estaba previsto que la madre lo hiciera hoy, pero debido a su estado se pospone a la semana que viene, previsiblemente el lunes.
De hecho, la madre tuvo que recibir atención médica debido al estado de shock en el que se encontraba.
Mientras los agentes han preguntado a testigos y personas vinculadas con los hechos y también han inspeccionado el coche de la progenitora.
Además, van a revisar las cámaras del parking para contrastar la versión que hay, en estos momentos, sobre la mesa.
El suceso ha consternado a la pequeña localidad pontevedresa de O Porriño, que este mediodía, guardó tres minutos de silencio delante del edificio del ayuntamiento para honrar al pequeño.
Este viernes fue el primero de los tres días de luto oficial, y el alcalde, Manuel Alejandro Lorenzo, ha decidido, además, suspender las fiestas de la localidad que se celebraban hasta el domingo.
Insiste en que en “las fiestas ya no son importantes” y que, ahora, hay que estar con la familia. Además, el regidor ha querido agradecer el apoyo que está mostrando el municipio a la familia.
Un particular contactó con el 112 solicitando asistencia sanitaria para un niño. Hasta allí acudió la Guardia Civil y la Policía Local de O Porriño. También se movilizó al Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes e Emerxencias (Gipce).
Daniel Rodríguez, inspector jefe de la policía local de O Porriño, cuenta que cuando llegaron los agentes, en el lugar se encontraba ya una ambulancia y el vigilante de la empresa que no paraba de hacer maniobras de reanimación al niño.
Pero ya era tarde, nada pudieron hacer más que certificar la muerte del pequeño.
Este trágico sucedo ha consternado incluso a los agentes. “Mis compañeros son padres con hijos pequeños, de hecho, el oficial que me llamó lo hizo llorando” explica Daniel.
Lo más escuchado ahora es cómo ha podido ocurrir esto, pero la psicóloga, Ángeles Franqueira, dice que lo que ha pasado no se trata de un olvido sino de una automatización.
“Estamos acostumbrados a hacer cosas sin pensar ni siendo conscientes de lo que hacemos ni por qué lo hacemos”, explica.
Por ejemplo, cuando conduces hasta tu puesto de trabajo “vas en piloto automático, no sabes ni cómo llegaste a ese sitio porque lo haces siempre”, incide.
“Si es algo que no haces habitualmente prestas más atención”, a lo que añade que hay que tener en cuenta que vivimos muy deprisa y tenemos mucho estrés y responsabilidades.
Y todo ello sumado influye en que se produzcan, por desgracia, este tipo de despistes.