El pintor coruñés Urbano Lugrís (1908-1973) fue dejando rastro de su obra por multitud de locales de Galicia. El artista aceptó contratos de restaurantes y tabernas para dejar su huella en las paredes. En ellas pintaba murales, la mayoría con motivos marineros.
Una muestra de su trabajo se encuentra en un bajo situado en el número 25 de la calle Olmos, en A Coruña. Allí hay doce frescos que fueron pintados por Lugrís en el año 1951, cuando el viejo restaurante Fornos ocupaba ese espacio.
En ese local se pueden observar dos frescos de gran tamaño, uno representa la bahía del Orzán y otro, una vista ideal de la ciudad. Hay, además, otros más pequeños de fondos marinos y peces.
Sin embargo, todas esas pinturas corren ahora el riesgo de desaparecer. En ese local, ocupado en las últimas décadas por distintos negocios de hostelería, no hay actividad desde hace tres años y el edificio en el que se encuentra está en estado ruinoso.
Las ventanas no tienen cristales, hay filtraciones de agua y mucha humedad. Eso ha provocado que los murales estén sufriendo un deterioro enorme, sumado al que ya habían padecido antes por encontrarse en un espacio en el que se fumaba (hasta 2011) y se cocinaba.
“Esas humedades y filtraciones están provocando grietas, moho y hongos en esos murales. Quizá algunos sean ya irrecuperables”, explica a NIUS Rodrigo Osorio, del colectivo ‘In Nave Civitas’ que, junto con la asociación ‘O Mural’, luchan para salvarlos.
Desde estos dos colectivos llevan peleando desde el 2021 para que las administraciones protejan estas pinturas y eviten su desaparición. Actualmente, los murales están catalogados, una protección inferior a la que tienen las obras declaradas Bien de Interés Cultural (BIC).
Estos colectivos lograron que en abril de este año el Concello de A Coruña moviese ficha y promoviese la declaración como BIC de los frescos, algo que en última instancia tiene que otorgar la Xunta.
El Concello pudo entonces acceder al edificio, que es de propiedad privada, y constatar el estado de las pinturas. “Los técnicos han comprobado que los murales de Lugrís son recuperables, aunque todos ellos se encuentran en mal estado de conservación y, en algún caso, crítico”, decían desde el Consistorio.
“Es necesaria una actuación urgente para fijar el soporte y consolidar las pinturas, que posteriormente deberán ser objeto de una restauración para recuperar las características originales tras años de deterioro, en primer lugar por el uso del local como establecimiento hostelero durante casi 60 años y, en segundo lugar, por las condiciones en las que se encuentra desde su cierre, con un elevado grado de humedad”, añadían.
El Concello dijo entonces que había requerido a los propietarios de los murales que acometiesen una serie de actuaciones, por valor de 90.000 euros, para evitar que esos frescos se siguiesen deteriorando.
Apuntaban que, en caso de que no lo hiciesen, las acometería el ayuntamiento de forma subsidiaria. “Pero, de momento, eso no ha sucedido”, afirma Rodrigo.
Estas asociaciones formalizaron el pasado mes de enero una solicitud para que estos doce frescos fuesen declarados Bien de Interés Cultural (BIC), una maniobra para asegurar su supervivencia. “Es el único local que conserva todos los frescos que pintó Lugrís y tal y como los pintó”, insiste Rodrigo para destacar su importancia.
La Dirección Xeral de Patrimonio Cultural tenía seis meses para decidir sobre esta petición. Pero estos colectivos aseguran que el plazo ya ha vencido y todavía no han tenido respuesta. “Presentaremos una demanda contra la Xunta para solicitar que inicien en procedimiento”, afirma Rodrigo.
Ya lo hicieron hace unos años, cuando reclamaban la declaración BIC de otro fresco que Lugrís pintó en la ciudad, en la sede del entonces Banco Hispano-Suizo (luego cafetería Vecchio). A través de la Justicia lograron que fuese declarado BIC, siendo retirada de su emplazamiento original y restaurada por Abanca.
Por otra parte, acaban de presentar una queja a la Valedora do Pobo por la situación en la que se encuentran estos frescos. “La administración local aún no ejerció su facultad para ejecutar las obras que son necesarias para asegurar la estabilidad del edificio y la conservación de los murales", dicen.
Solicitan que el Concello comience las actuaciones precisas para evitar que estos doce murales se sigan deteriorando.