Vicente Carril Lema (Camariñas, 1931) es historia viva del fútbol gallego. A los 91 años sigue presidiendo la entidad que él mismo fundó en 1976, el Camariñas Fútbol Club. Y su figura no se limita a ejercer un cargo de honor. Él continúa participando activamente en las tareas diarias del club.
“El papeleo es lo que más lata me da”, afirma a NIUS. Y es que después de más de 40 años resolviendo la ya de por sí tediosa tarea de oficina, llegó internet para complicárselo todo un poco más. “Yo no estoy puesto en eso”, dice en relación a las tecnologías.
A pesar de ello, sigue encargándose personalmente de hacer las fichas de los jugadores y otros trámites administrativos, aunque ahora cuenta con la ayuda de una secretaria para salvar esa barrera tecnológica. “Eso es mucho trabajo, eh”, advierte. “Poner a trabajar un club lleva muchas horas”, añade.
Vicente es toda una institución en el mundo futbolístico de A Costa da Morte. No solo por los 45 años que lleva al frente de la entidad y que lo convierten, probablemente, en el dirigente más longevo del fútbol gallego. También es un mítico de los campos de fútbol porque no se pierde un partido de su equipo. Allí donde juegue, allí va él. Haga frío o llueva. Él siempre va con los suyos.
Tampoco falta a un entrenamiento del equipo, que actualmente milita en la Segunda Autonómica de Galicia (conocida como Liga da Costa). “Yo al campo voy todos los días. Siempre hay algo que hacer por allí”, afirma. Su vitalidad es asombrosa. “Bueno, estoy un poco fastidiado de las piernas ya”, afirma.
Lo que mantiene intacta a sus 91 años es la memoria. En ella almacena con todo tipo de detalles todos los hitos de la historia del club. Es la enciclopedia viviente del Camariñas.
Vicente Carril jugó en su juventud como portero en un equipo de Camariñas que no estaba federado. Participó en la fundación del actual club en 1976 y asumió la presidencia un año después, en noviembre de 1977, tras enfermar el primer mandatario. Y ya nunca se marchó.
Recuerda que la primera directiva estaba formada por unos cuantos vecinos de Camariñas y por el cura de la parroquia. Cuenta que el papel de este último fue fundamental para poder construir el campo de fútbol en la ubicación actual.
“El pinar donde se hizo pertenecía a unas señoras que eran de Camariñas y que vivían en A Coruña. Ellas no querían donárselo al club, pero no les importaba hacerlo a la Iglesia. Gracias a la mediación del cura, que hizo una serie de maniobras, al final conseguimos el terreno”, cuenta.
Esas señoras eran las hermanas Patiño, nombre con el que finalmente se bautizó al actual campo de fútbol, situado en un bonito paraje natural junto al mar. “Nos costó mucho prepararlo”, recuerda Vicente, al tiempo que reconoce que la ayuda de Bautista Santos, el que fue alcalde de Camariñas durante más de 20 años, fue importante para poder ir haciendo mejoras.
Entendemos por qué Vicente es tan famoso en Camariñas echando un vistazo a su currículum. Trabajó durante ocho años en la lonja, subastando pescado, y fue secretario de la Cofradía de Pescadores y delegado del Instituto Social de la Marina. Además fue juez de paz, presidente del casino y durante casi tres décadas presidió también la asociación que organizaba las fiestas del Carmen.
Reconoce que más de una vez puso dinero de su bolsillo para pagar a futbolistas o hacer frente a facturas del club. Lo hizo cuando el equipo ascendió a Preferente a finales de los años 80. “A veces el dinero no llegaba para pagar a los jugadores y les tenía que pagar yo”, afirma.
No se arrepiente. Ese ascenso y los tres años que el equipo se mantuvo en esa categoría es el recuerdo futbolístico más feliz de su vida. “Eso fue una maravilla. Jamás pensé que llegaríamos ahí”, cuenta con emoción.
Su gestión permitió traer a buenos futbolistas al Camariñas. Nos recuerda una infinidad de nombres, al tiempo que cuenta que él se desplazaba personalmente para ficharlos. Reconoce que había que hacer ‘malabares’ para sufragar todos los gastos.
“Tocábamos a todas las puertas y pedíamos dinero a cada barco”, afirma. A día de hoy, las embarcaciones de este pueblo pesquero siguen colaborando con el club, pagando carnés o donando centollas para las rifas que se sortean en los partidos.
‘Carretar’ jugadores a partidos y entrenamientos era otra de sus funciones. “Mi coche siempre estaba al servicio del club”, afirma entre risas. Todos esos esfuerzos hacen que Vicente sea una de las figuras más respetadas y queridas del fútbol gallego.
De hecho, en el año 2017, recibió el premio ‘Toda una vida’ de la Federación Gallega de Fútbol. Ese reconocimiento, aún a día de hoy, le llena de orgullo.
Vicente asegura que hubo dos circunstancias que lo ‘ataron’ aún más si cabe al equipo de sus amores: su hijo y su nieto.
El primero, llamado como él, también jugó en el Camariñas varias temporadas como portero. “Estuvo seis o siete años aquí”, afirma. Su nieto, Pablo Novo, recogió el guante y actualmente es guardameta en el equipo. “Es muy buen portero”, sostiene.
Quien haya ido al Hermanas Patiño, sabe que Vicente suele vivir los partidos al lado del banquillo de su equipo. No se sobresalta, pero sí reconoce que se disgusta cuando pierden. “Me encanta ver al equipo, pero cuando pierde no me lo tomo nada bien”, reconoce.
A sus 91 años, la pregunta es hasta cuándo va a seguir como máximo dirigente del club. “Ahora tendré que dejarlo, no puedo estar toda la vida. No sé los años que duraré, pero creo que ha llegado el momento de que otro coja el tinglado”, afirma.
Pese a que en su entorno ponen en duda que eso vaya a ser así porque “no puede vivir sin el fútbol”, Vicente asegura que al finalizar la temporada 2023-2024, dejará la presidencia. “Hay una asamblea para renovar la directiva y ya les voy a decir que tienen que buscar por ahí a otro elemento”, asegura.
Lo difícil va a ser encontrar a alguien que profese al club tanto amor y dedicación como él.