En el corazón de la sierra de O Xistral, en el municipio de Muras (Lugo), existe un gran yacimiento de feldespato. Es la mina de San Acisclo. Lleva al menos quince años sin ser explotada, pero ahora la empresa que se hizo hace un tiempo con los terrenos quiere extraer material de ella.
La Xunta le dio autorización para hacerlo a finales del año pasado. Sin embargo, los vecinos de la zona y diversos colectivos se oponen a esta actividad. Aseguran que se trata de un macroproyecto que nada tiene que ver con la explotación artesanal y a pequeña escala de décadas atrás.
“Es un despropósito total”, afirma Mirta Arnejo. Ella es vecina de la parroquia de Silán, donde se encuentra la mina. Al igual que otros habitantes de la zona, Mirta considera que esta actividad afectaría de forma muy negativa a la calidad de vida de los vecinos y a una zona de alto valor ecológico.
Pero no solo eso. También aseguran que la explotación de la mina que se pretende sería incompatible con los usos ganaderos que dan a esos terrenos. Muchos vecinos tienen explotaciones en extensivo y por allí pastan los animales.
“No se trabajaría con pico y pala como antiguamente. Ahora se harían voladuras, se utilizaría maquinaria pesada y sería un ir y venir de camiones”, afirma. Eso rompería la paz de la que ahora disfrutan ellos y sus animales.
Vecinos y asociaciones como el Sindicato Labrego Galego, Ecoloxistas en Acción Lugo y otras entidades ambientalistas han presentado recursos contra la decisión de la Xunta.
No ven con buenos ojos el plan para recuperar la vieja mina y buscan que se suspendan los permisos y licencias concedidas por la Consellería de Industria a Urbas Grupo Financiero, propietario de los terrenos.
El plan de esta compañía es extraer de la mina de San Acisclo entre 200.000 y 500.000 toneladas anuales de feldespato sódico y potásico, mineral estratégico en la industria azulejera y cerámica.
Urbas asegura que este yacimiento a cielo abierto cuenta con unas reservas probadas de 12 millones de toneladas, valoradas en 660 millones de euros.
“Es la segunda explotación de feldespato de Europa y la primera de España”, expresaba la compañía el pasado mes de diciembre, tras conseguir la autorización de la Xunta, en un comunicado.
En esa nota también apuntaban que la actividad generaría alrededor de una veintena de empleos.
Sin embargo, vecinos, organizaciones ambientalistas y el Sindicato Labrego Galego denuncian “múltiples irregularidades” en esta concesión minera.
El Sindicato Labrego Galego asegura que el nuevo proyecto fue autorizado por la Xunta sin contar con informes básicos. “No cuenta ni con los necesarios informes de Augas de Galicia ni con el Estudio de Impacto Ambiental”, explica a NIUS Margarida Prieto, representante de este sindicato.
Sostienen, también, que el proyecto causará “perjuicios irreversibles” para el sistema de brañas y humedales que hay en la zona. Denuncian que a ampliación minera presentada por la compañía afectaría a una zona de ampliación de la Red Natura.
El Ayuntamiento de Muras, en un pleno celebrado el pasado mes de febrero, acordó impugnar los permisos concedidos a la mina de Silán, solicitando documentación a la empresa para estudiar la legalidad del proyecto.
Para mostrar su oposición al plan de la compañía y solicitar a la Xunta la admisión de los recursos que han presentado, los vecinos han convocado una concentración para este domingo, 26 de enero. Será en la propia mina de San Acisclo a las 12 horas.
Muras, de poco más de 600 habitantes, parece haberse convertido en un gran filón para las grandes compañías. En los años 90 se convirtió en una de las primeras zonas de Galicia donde se colocaron aerogeneradores. Ahora, otra empresa quiere que de esta mina salga la materia prima que surta a la industria azulejera y cerámica española.