El estado mental de Ana Sandamil, el elemento clave por el que vuelve a juzgarse el crimen de la niña de Muimenta
La sentencia a prisión permanente revisable contra Ana Sandamil, la madre de la menor, fue anulada en noviembre de 2022
El TSXG consideró que el jurado popular no había motivado suficientemente la afectación mental de la acusada
Por eso, a partir del 27 de febrero, vuelve a juzgarse el caso en la Audiencia Provincial de Lugo con un nuevo tribunal
Determinar el grado de afectación mental de Ana Sandamil. Saber si su estado era lo suficientemente grave como para no ser consciente de sus actos cuando, supuestamente, asesinó a su hija Desirée Leal, de siete años, en 2019 en Muimenta (Lugo).
Ese es el elemento clave sobre el que giró el juicio que se celebró en febrero del año pasado en la Audiencia Provincial de Lugo y ese, precisamente, volverá a ser el 'caballo de batalla' en el proceso que se repite a partir de este lunes en ese mismo escenario.
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Los actores serán los mismos, con una excepción: el jurado popular. Un nuevo tribunal ciudadano ha sido elegido después de que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ordenase repetir el juicio en noviembre de 2022 al considerar que, en su veredicto, el jurado no había motivado suficientemente la determinación del grado de imputabilidad de la acusada.
Ana Sandamil había sido condenada en febrero de 2022 a prisión permanente revisable, después de que el jurado considerase probado que había asesinado a su hija mientras ambas dormían en la misma cama y después de haberle suministrado, probablemente, un somnífero.
Sin embargo, la defensa de la acusada presentó un recurso de apelación en el TSXG y este lo estimó, ordenando la devolución de la causa a la Audiencia Provincial de Lugo para la celebración de un nuevo juicio con diferente jurado popular.
Ese nuevo proceso se celebrará a lo largo de esta semana. Arrancará este lunes con la declaración de la acusada y otros familiares de la niña, entre ellos el padre de la menor, para quien la repetición del juicio supone revivir "un calvario".
El TSXG no puso en duda que Ana Sandamil mató a su hija
El cadáver de la pequeña Desirée, de siete años, apareció con signos de asfixia en casa de la madre en Muimenta, en el municipio de Cospeito (Lugo), el 3 de mayo de 2019. Los hechos sucedieron unas horas antes de que su padre la fuese a buscar para pasar el fin de semana juntos.
La madre fue arrestada poco después como presunta autora del crimen y, desde entonces, siempre ha estado en prisión. Este mes de junio cumplirá cuatro años en la cárcel.
Según los relatos que se pudieron escuchar en el juicio, Ana Sandamil habría planeado el crimen con antelación, consultando información sobre venenos en internet y mezclando somníferos en una botella. Habría dado un potente fármaco a la niña con el propósito de adormecerla, y mientras la niña dormía en la misma cama que ella, presuntamente, la asfixió.
Luego habría modificado la escena del crimen, eliminando la botella con somníferos e, incluso, escondiendo un pijama con manchas de sangre. Habría cometido el asesinato después de conocer que el padre de la niña, su ex José Manuel Leal, quería la custodia compartida.
Sandamil no admitió su culpabilidad en el juicio. Aunque sí dejó entrever que pudo haber sufrido algo parecido a un brote psicótico para cometer el crimen. “Si hice lo que hice, fue porque mi cabeza no estaba bien”, dijo en la última jornada de aquel juicio apelando a su estado mental.
El TSXG, en la sentencia que anulaba su condena, no puso en duda la autoría de la madre. “Solo ella conoce los motivos que le llevaron a cometer el crimen”, señalaba. “Cuestión diferente es llegar a determinar si esa voluntad estaba patológicamente viciada”, añadía en relación a su estado mental.
La diferencia entre afectación "grave" o "leve", determinante
Ana Sandamil se presentó ante el jurado popular como una mujer con manía persecutoria y delirios. El tribunal consideró probado que el "trastorno psicótico no especificado y/o trastorno de la personalidad de tipo mixto" que tenía diagnosticado la acusada afectaba parcialemente a sus capacidades mentales.
A la vista de las pruebas, los informes y de los diferentes testimonios que pasaron por el juicio, los miembros del jurado consideraron que la afectación mental de la madre de Desirée en el momento del crimen era leve, como decían las acusaciones y la Fiscalía, y no grave, como sostenía su abogado. El tribunal se basó en “los informes de la pericial conjunta de Psicología y Psiquiatría”, pero no razonó su decisión (según indicó el TSXG después).
Esa diferencia, entre afectación leve o grave, es crucial. Si en este nuevo juicio el nuevo jurado considerase que es grave, Ana Sandamil no podría ser condenada a prisión y tendría que entrar en un psiquiátrico.