El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha informado de un nuevo foco de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) de la variante atípica, cepa tipo H, conocida como la enfermedad de las vacas locas, en el municipio gallego de A Estrada, en Pontevedra. El foco fue notificado por la Xunta de Galicia y ha sido confirmado el pasado 3 de febrero.
Se trata de un caso aislado "sin trascendencia para la salud pública o la sanidad animal", según informa la Consellería de Medio Rural en un comunicado. El animal enfermo era un bovino de raza de conjunto mestizo pertenece a una explotación de carne. "El bovino no entró, por lo tanto, en la cadena alimentaria, por lo que no existió ningún riesgo directo ni indirecto para la salud pública", asegura el Gobierno gallego.
En concreto, se trata de un bovino de 22 años que murió en la granja y su cadáver fue trasladado al centro de destrucción de cadáveres autorizado, donde previamente se tomó muestra que fue enviada desde el Laboratorio de Sanidade e Produción Animal de Galicia al Laboratorio Nacional de Referencia de las EET, en Algete (Madrid), que confirmó el resultado positivo.
Siguiendo el protocolo de vigilancia de esta enfermedad, los servicios veterinarios realizaron la correspondiente investigación epidemiológica, en la que se comprobó que no existían otros animales vivos que compartieran ningún riesgo con el animal afectado.
Por tanto, agrega que "no es posible la aparición de nuevos casos vinculados a este foco, que por lo tanto se considera como resuelto, y no hace falta adoptar otras medidas sanitarias preventivas".
La forma atípica de encefalopatía espongiforme corresponde con formas naturales y esporádicas de esta enfermedad que aparecen en todas las poblaciones bovinas en una tasa muy baja.
Estos casos, que se desarrollan de forma natural y sin vinculación con el consumo de piensos contaminados ni otras causas conocidas, se detectan como resultado de una vigilancia reforzada de las encefalopatías espongiformes transmisibles, según explica la Xunta.
El prion es el agente infeccioso que causó la epidemia, que estalló en Galicia en el año 2000. La ingesta de piensos de origen animal por parte de los bóvidos estaba detrás de esta transmisión.
La transmisión de la enfermedad de las vacas locas a los humanos a través del consumo de alimentos derivados de vacas infectadas produce la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que se caracteriza por una progresiva descomposición de las células cerebrales que terminan provocando la muerte.
El primer caso detectado en España fue en noviembre del año 2000 en Carballedo (Lugo). La alerta sanitaria tuvo su origen años antes en el Reino Unido y se sacrificaron miles de reses en Galicia. Al terminar ese año se produjo en Mesía (A Coruña) un polémico enterramiento masivo de vacas por parte de la Xunta de Manuel Fraga.
En Galicia, aparecieron 315 focos con 324 casos, en una tendencia descendiente desde 2003. Actualmente, tanto la comunidad gallega como el Estado cuentan con un estatus de riesgo sanitario "insignificante".
El último caso declarado en Galicia de encefalopatía espongiforme bovina atípica fue en el año 2019, una vaca de más de 18 años en una explotación del ayuntamiento coruñés de Ortigueira.