Incertidumbre. Es la palabra que más repiten los miembros de las orquestas para describir su situación. Galicia siempre ha sido una potencia en este sector pero el covid los dejó en la UCI y todavía no saben cómo va a ser la recuperación. Aunque han ido mejorando, no creen que puedan considerarse ya completamente curados.
“En enero normalmente tenemos el 50 % del año contratado y este año no teníamos nada. Vamos poco a poco, sobre la marcha”, cuenta Manuel Fariña, de la Orquesta Principal. La pandemia le dio un vuelco a la vida de Manuel y su mujer Mónica. Él era trompetista y ella cantante. Con el parón total de las actuaciones se reinventaron y abrieron una casa de turismo rural en Mondoñedo (Lugo). Dos años después ella continúa al frente del negocio pero Manuel ha vuelto a los escenarios. Afronta esta temporada con mucha prudencia. “Han empezado otra vez los contratos, más lentamente. Sobre todo a partir de abril se empezó a tocar con cierta normalidad, pero aún no hay las actuaciones que había antes de la pandemia”, afirma.
La misma situación que describe Dani Dopazo, propietario de la Orquesta La Ocaband. Las contrataciones se hacen a última hora y aunque los fines de semana ya los tienen completos, todavía les quedan muchas fechas libres durante la semana. “Tenemos mucha ilusión, pero contenida. Estamos esperando a que las cosas vayan confirmándose. Hay ritmo de contratación y desde luego a las fiestas que vamos hay una participación masiva, la gente tiene ganas de fiesta”, cuenta Dopazo. La Ocaband fue una de las pocas orquestas que se mantuvo en activo incluso durante los peores meses de la pandemia. En 2020 hicieron siete actuaciones dentro de una experiencia piloto con control de aforo y el público sentado. En 2021 tuvieron 44, muy pocas comparándolas con un año normal, cuando podían sumar hasta 130 conciertos. “Este año tenemos por ahora 90 contrataciones hechas y creo que finalmente haremos algo más de cien”, calculan.
Desde el sector advierten de que muchas fiestas populares no se van a celebrar este año. Lo habitual es que sean los vecinos quienes costeen la contratación de la orquesta y la comisión de fiestas trabaja durante meses organizando rifas y eventos para recaudar dinero. “Este año algunas no se atrevieron por la incertidumbre de si se podrían celebrar las fiestas con normalidad. Después de la ola que hubo en Navidades tuvieron miedo a las restricciones y ahora se encuentran con que el presupuesto que tienen es menor. Algunas las hacen con menos dinero y otras deciden no hacerlas”, explica Dopazo.
La despoblación también afecta a las verbenas populares. En la Galicia rural muchos pueblos se han ido quedando sin vecinos. “Hay un cambio en la sociedad, la gente decía que se iba a los pueblos durante la pandemia, pero no me lo creo. Igual hay gente que se ha comprado una casita, pero no para ir a vivir”, opina Fariña. Él calcula que su orquesta tendrá este año un 60 % de las actuaciones que hicieron en 2019.
“Necesitamos ayuda de las administraciones para proteger las fiestas populares y las orquestas, que tienen un arraigo popular grande. En el rural gallego el evento cultural más importante del año es la fiesta del Patrón. Se juntan las familias, es una tradición de muchos años y se está poniendo en peligro”, subraya Dopazo.
“Antes de la pandemia podía haber unas 200 orquestas en Galicia, la mayoría funcionaban durante seis meses, pero todo el año habría unas 40. Ahora deben de quedar unas 120 en los meses fuertes y que trabajen todo el año solo una decena”. Con estas cifras Dani Dopazo quiere dejar claro que el sector ha quedado tocado y no sabe si volverá en algún momento a ser el de antes.
Otros profesionales del sector coinciden con el análisis y calculan que el 40 % de las orquestas han desaparecido. Muchas de tamaño mediano se han disuelto y ahora hay más grupos pequeños. Los dúos y tríos están más demandados. “Ahí se nota la economía, los pueblos pequeños no pueden asumir el coste de las orquestas grandes y optan por opciones más económicas”, afirma Fariña. En su orquesta, la Principal, son 12 personas. La mayoría de los integrantes son los mismos que ya estaban antes de la pandemia, pero encontrar músicos es cada vez más difícil. “Muchos músicos se reconvirtieron, con la pandemia buscaron trabajo en otro sector”, asegura.
El mercado ha cambiado, antes era más estable pero ahora, para muchos, las orquestas son un complemento de los fines de semana a otro trabajo. Los 14 miembros de La Ocaband han sobrevivido durante este tiempo “haciendo malabarismos”. “Algunos compañeros se buscaron ingresos por otro lado. Necesitamos profesionales y si no pueden dedicarse a esto exclusivamente se van perdiendo. Vas perdiendo talento, una vez que se fugan a otras actividades donde tienen más seguridad, dejan la orquesta”, se lamenta Dopazo.
La escalada de precios de los combustibles también está haciendo mella en los presupuestos de las orquestas. “Imagínate lo que cuesta mover un tráiler y dos furgonetas cargados con todo lo necesario para el espectáculo. Los costes se duplicaron con el alza de la gasolina. Y las contrataciones ya las tienes hechas, no les puedes subir el precio”, se queja Dopazo.
Aunque no pueden repercutir la subida de la gasolina, en general las tarifas de las actuaciones han aumentado respecto a antes de la pandemia. “Al encontrarnos con un mercado laboral más reducido hemos incrementado el coste de cada actuación. Tienes que cobrar más para que sea rentable”, reconocen en la Orquesta Principal.
Los profesionales del sector reivindican que una orquesta que toca en directo es “un artículo de lujo”. “Hay que pagar los ensayos, el escenario móvil cuesta entre 120.000 y 200.000 euros y si a eso le sumas el equipo de sonido y las luces te pones en medio millón de euros”, aseguran desde La Ocaband. Creen que si el mercado sigue así, el futuro de las orquestas peligrará. “Hay compañeros que no pueden tener orquesta y hacen un dúo o un trío. Si no cuidamos esto en unos años no habrá orquestas. Hay que protegerlas, crean valor añadido. En Galicia se podía vivir de la música, incluso gente de otros países se instaló aquí para dedicarse a esto”, advierte Dopazo.
Galicia siempre ha sido puntera en orquestas. El último gran estudio sobre el sector lo realizó el equipo Canal Campus de la Universidad de Santiago, coordinado por el profesor Xaime Fandiño. Analizaron la industria asociada a las verbenas gallegas en el año 2010 y sus conclusiones fueron que el sector generaba 4.000 empleos y facturaba 26,2 millones de euros al año. Una cifra a la que habría que añadir otros dos millones si se tienen en cuenta las actuaciones en salas de fiesta y las ofrecidas fuera de Galicia.
En aquel momento cifraban en 295 los grupos y orquestas gallegas. Según este informe, durante el 2010 se celebraron 2.387 festejos con verbena y hubo 5.743 actuaciones. El estudio “Del palco al escenario” deja claro que Galicia es “sitio distinto” y dispone de una estructura estable y profesionalizada. Una situación que se ha visto afectada por la pandemia, pero desde el sector esperan poder volver a ser lo que eran.