Prematuros: su supervivencia une a familias y sanitarios
Nacen antes de lo previsto. A veces de forma tan temprana que no llegan ni al kilo de peso. La neonatología y los profesionales sanitarios logran sacar adelante a los niños y niñas más pequeños del hospital. Pero pasan tanto tiempo allí, recibiendo todos los cuidados, que el alta puede llegar a los 3 o 4 meses del nacimiento.
Una larga estancia que deja huella a base del minuto a minuto. Del día a día, que comparten padres y profesionales a pie de incubadora. Entre ellos se establece una complicidad, una relación emocional que termina por convertirse casi como si fueran familia para siempre. La humanización hospitalaria tiene mucho que ver, se ha comprobado que la implicación de los padres en el cuidado que necesita su hijo o su hija es mayor cuando también se involucran desde el primer momento en su cuidado y seguimiento. Los padres y madres hacen largas guardias de 24 horas, dicen los sanitarios.
Además de los cuidados médicos y enfermeros, el prematuro necesita atención emocional. El método canguro, facilita desde el nacimiento el contacto piel con piel con la madre. Pera que el neonato sienta su latido, su calor y facilita la lactancia materna, si es el caso. También el padre participa de ese método canguro que tiene efectos emocionales, pero también clínicos: mejora la actividad cardíaca de los prematuros, están menos estresados, reconocen a los progenitores.