La vitoriana Mercedes Chamorro tiene a su hijo Adrián Valladolid, a casi 600 kilómetros de casa, en Andorra, donde él reside desde hace seis años y donde ha pasado los últimos 14 meses en prisión, condenado por un delito de tráfico de cannabis. Ahora, con Adrián en libertad provisional, "estamos más aliviados, pero ha sido una pesadilla", admite esta madre.
A Mercedes se le vino el mundo encima cuando supo que su hijo se enfrentaba a cuatro años de prisión, siete de expulsión del Principado y 3.000 euros de multa. Él siempre ha defendido que era CBD, una sustancia legal, que consumía en infusiones para tratar su epilepsia.
Este monitor de snow free style, de 30 años, sufrió en 2020 su primer ataque de epilepsia. Un neurólogo le habló del CBD y comenzó a tomar este compuesto de la planta del cannabis en infusiones, al parecer, "los periodos sin convulsiones se alargan más en el tiempo". Quería evitar los efectos secundarios de la medicación tradicional que, según enumera Mercedes, "hacen perder la líbido, provocan hormigueo en las manos y caída del cabello".
Este producto derivado de la marihuana es legal, se consume como el cannabis tradicional y también en cremas, aceites o infusiones. Quienes lo venden explican que el CBD no es adictivo y que tiene propiedades medicinales. Muchos de sus consumidores son personas que buscan paliar síntomas de ciertas patologías. De hecho, en países como Estados Unidos, el cannabidiol (CBD) se receta como medicamento para el trastorno convulsivo (epilepsia), para tratar la ansiedad, el dolor o la enfermedad de Parkinson, entre otras.
En septiembre de 2023, compró medio kilo de cogollos de CBD por internet. Los recogió en España y los llevaba a su casa en Andorra, donde residía desde hacía unos años, cuando la Policía le paró en un control.
Su vida iba a cambiar radicalmente a partir de ese momento. Adrián Valladolid fue detenido y acusado de tráfico de cannabis y acabó encarcelado en la prisión andorrana de La Comella. "Al principio no nos dijo nada para no preocuparnos", recuerda Mercedes, a la que su sentido de madre le llevó a intuir que algo no iba bien. "Llamé a su novia Sandra pensando que le pasaba algo por la epilepsia y me contó que estaba detenido", cuenta.
En la cárcel, Adrián ha permanecido casi 14 meses a la espera de un juicio, que se celebró el pasado mes de octubre. "Nunca aceptó la propuesta de la Fiscalía para que reconociera que era marihuana a cambio de ser expulsado del país y siete meses de prisión", recuerda Mercedes. La semana pasada fue puesto en libertad provisional, "estamos más aliviados, pero muy enfadados porque ha sido un proceso durísimo", dice Mercedes, que denuncia que le costó "ocho meses que analizaran la sustancia incautada para que vieran que era CBD", un compuesto que se vende en Andorra.
La pesadilla de Adrián aún no ha terminado, aunque su madre respira más tranquila desde que su hijo ha salido de prisión. “Estamos preparando un recurso de apelación contra la sentencia”, advierte José Ángel Plaza Escudero, uno de sus abogados en España.
A Adrián Valladolid le han condenado a cuatro años de cárcel y aún le quedarían algo más de cuatro meses privado de libertad para cumplir los 18 meses de pena efectiva dictada contra él. Su abogado asegura que “es una locura” y que van a seguir luchando en los tribunales. La madre de Adrián cuenta las horas para reencontrarse la próxima semana con él en Santander, donde reside ahora Mercedes.
El CBD es una sustancia química de la planta Cannabis sativa, también conocida como cannabis o cáñamo. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2017, concluyó que el CBD ni es adictivo (a diferencia del THC, el componente psicoactivo de la planta de cannabis) ni produce efectos nocivos para la salud, al tiempo que se confirmaban las posibilidades terapéuticas.
Actualmente, se están realizando muchos estudios para determinar sus propiedades terapéuticas. De hecho, pueden verse sus derivados, sobre todo cremas cosméticas. Los productos con CBD que se venden de forma legal en España no contienen THC que tiene efectos psicoactivos. El THC, tal y como explican desde Sanidad, es lo que “coloca”. También se ha relacionado con otros efectos nocivos como la dependencia, más riesgo de aparición de problemas de salud mental o retraso en el aprendizaje en consumos a edades tempranas.
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