Durante más de trescientos años, desde el siglo XVI, el castillo de Butrón fue escenario de continuas y cruentas luchas entre dos bandos de la nobleza vizcaína. Sin embargo, la amenaza actual del castillo es mucho más silenciosa que una batalla medieval.
Se trata del agua, que se filtra por la que fuera la casa-torre de los Butrón ocasionando desperfectos: “La mayor patología que presenta el castillo es la entrada indiscriminada de agua por todas sus superficies”, explica en una nota la arquitecta Verónica Quintanilla Crespo.
Un equipo de restauradores trabaja desde hace seis meses para frenar el deterioro del castillo y “evitar la entrada de agua a través de los solados o pavimentos de piedra de los pasos de ronda y cubiertas de las defensas exteriores”, para que vuelva a lucir como cuando los señores de Butrón ejercían su poder en Vizcaya tras sus muros.
Para realizar los trabajos de restauración, el imponente castillo, hoy en día propiedad de un matrimonio ruso afincado en Barcelona, ha tenido que sucumbir y dejarse cubrir por enormes andamios. El esqueleto de aluminio y lonas se levanta por la fachada y las torres y ofrece una estampa poco habitual de este edificio medieval que una vez finalizados los trabajos recuperará su imagen histórica.
En estos momentos las labores se están centrando en levantar todas las losas de piedra una vez limpias, previo fotografiado, croquizado y siglado de cada una de ellas, para volver a colocarlas en su posición original. También se está revisando el relleno de los muros, formado por mortero de cal y canto; y consolidando esa superficie con mortero de cal para, seguidamente, impermeabilizar y volver a colocar el solado de piedra con su pendiente y posición original. "Con esta intervención se consigue que el agua que se filtraba por el pavimento de losas de piedra se evacue al exterior sin llegar a entrar en los rellenos de piedra, reduciendo así la principal entrada de agua al interior”.
Además, se ha continuado con la restauración de las fachadas exteriores mediante la retirada de vegetación y de carbonataciones, eliminación de juntas de mortero de cemento portland, la limpieza general con agua y la aplicación de un hidrofugante que proteja las superficies de piedra.
No siempre se ha tenido tanto miramiento con esta edificación que a lo largo de su historia también ha sido víctima del olvido y el abandono. Hasta que el arquitecto Francisco de Cubas, en 1878, lo reconstruyó siguiendo los criterios imperantes en aquella época sobre los castillos principales de Europa.
En 2021, la propiedad del castillo de Gatika, de 2.400 metros cuadrados, pasó a manos de un matrimonio ruso que lo compró por cuatro millones de euros. La rehabilitación de este edificio, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), arrancó el pasado mes de abril y se prolongará durante tres años.
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