“No sé cuánta gente más tiene que morir para que hagan algo", clamaba un vecino tras la muerte el pasado mes de agosto de una mujer de 60 años atropellada en la GI-636, entre Errenteria y Lezo. Aquella víctima mortal se convirtió en la sexta que perdía la vida en ese tramo de carretera en solo ocho meses.
Tras años de reclamaciones por parte de los vecinos para garantizar la seguridad de los peatones en esta zona, por fin Guipúzcoa anuncia que instalará una pasarela elevada en la carretera GI-636 a su paso por Gaintxurizketa para atajar la alta siniestralidad en este punto.
Se trata de una medida provisional, ya que, en palabras del diputado de Infraestructuras Viarias y Estrategia Territorial, Félix Urkola, la Diputación Foral trabaja para diseñar un plan definitivo que garantice la seguridad de los 200 vecinos que viven en los barrios de Gaintxurizketa y Errekalde, separados por esta carretera de doble sentido.
En las inmediaciones de esta vía, hay casas y hasta un apeadero de tren, pero no existe ninguna señal que limite la velocidad en un tramo en el que no es raro encontrarse con personas a pie y que, además, no cuenta con un arcén o una acera para poder transitar con cierta seguridad.
Ahora, los peatones contarán con una pasarela elevada para poder transitar con seguridad, pero además se baraja la opción de limitar la velocidad de circulación, mejorar la luminosidad en la zona e incluso eliminar uno de los carriles en dirección a Irun.
El tramo de la carretera GI-636, entre las localidades guipuzcoanas de Lezo y Errenteria, no aparece oficialmente en ningún listado de puntos negros, pero sus trágicos datos avalan la peligrosidad de este trazado: en ocho meses, seis personas han perdido la vida en algún punto de este tramo de cinco kilómetros.
Las víctimas se elevan a siete, si retrocedemos hasta enero de 2023, cuando otra mujer murió arrollada en este fatídico tramo. Los atropellos, pero también los accidentes entre vehículos, se suceden.
En diciembre de 2023, dos jóvenes perdieron la vida al ser embestidos de frente por otro vehículo y 15 días más tarde, el conductor de un coche murió al chocar contra un camión, en este tramo entre el túnel de Altamira y la cima de Gaintxurizketa. Ya en 2024, la GI-636 se cobró una nueva víctima mortal en una colisión entre dos vehículos y meses después, motorista de 61 años, moría tras chocar contra una furgoneta. La última víctima mortal, hasta el momento, es la mujer de 60 años arrollada el 5 de agosto por una furgoneta que se dio a la fuga.
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