Inmigrantes llevan meses acampados entre zarzas y maleza en un bosque de Berango: "He pasado mucho miedo y frío"

  • La Policía, alertada por el dueño, acudió e instó a los inmigrantes a desalojar el campamento

  • Algunos de ellos forman parte de programas de acogida y formación

  • La parcela es de propiedad privada y está llena de maleza y zarzas

Ocultos en la espesura del bosque sin más cobijo que unas tiendas de campaña, han permanecido durante meses varias decenas de inmigrantes magrebíes, en Vizcaya. "He pasado mucho miedo y también un frío increíble", dice Mohammed que, a sus 31 años, ha pernoctado los últimos siete meses en este asentamiento ilegal.

La parcela, llena de maleza y zarzas, es de propiedad privada y está situada entre Berango y Getxo, muy próxima al barrio de Santa Ana de Berango. Su dueño advirtió hace unas semanas a la policía de la presencia de estos campamentos en sus terrenos, aunque no consta que haya interpuesto una denuncia al respecto.

Al parecer, según ha podido saber El Correo, la Policía se personó en el lugar para identificar a los inmigrantes que allí pernoctaban y les trasladaron la orden de desalojo.

De la biblioteca al bosque

Diez de los inmigrantes, entre ellos Mohammed, han sido realojados en un albergue de la Iglesia. El resto, al menos, otra decena sigue viviendo en el bosque.

Hassan lleva tres meses aquí y sueña con poder trabajar en el sector de la construcción, pero sabe que el desconocimiento del idioma es un handicap y por eso, durante el día acude a la biblioteca de Berango donde estudia español. También Saide de 24 años de edad, duerme aún en este campamento improvisado en mitad de la maleza: "Me aseo en las duchas de la playa y estudio español todos los días", cuenta mientras ansía una oportunidad para "hacer algo relacionado con el mundo de la carrocería".

Ainhoa Fonseca de la Asociación San Nikolas Zabalik insiste en que muchos de los que se han visto obligados a acampar en el bosque son "gente con estudios" que han llegado a Euskadi "con ganas de trabajar" y que solo buscan una oportunidad para demostrarlo.

Son personas en riesgo de exclusión social, algunos de ellos forman parte de programas de acogida y formación desde hace nueve meses. Tras instarles a abandonar el bosque en el que se han refugiado los últimos meses, se busca una solución para estos inmigrantes sin recurrir a la vía judicial. No parece fácil, dada la saturación de los recursos asistenciales de la zona.

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