El oficio de la cestería parece abocado, como tantas otras ocupaciones artesanales, a la desaparición. Entre Euskadi, Navarra e Iparralde, “pueden quedar no más de seis cesteros”, último vestigio de un “oficio sufrido”. Por sus manos, habituadas al uso de navajas y punzones para trabajar el mimbre de las cestas, pasan las cestas con las que saltan a la cancha los cestapuntistas. Pero, ¿qué pasará cuando ellos ya no estén? Algo que, en opinión de Iñigo Kalzakorta, ocurrirá más pronto que tarde: “La mayoría está rondando la jubilación y sin relevo, un par de años y ya”, dice.
La desaparición de los cesteros preocupa en el mundo de la Cesta Punta, más si cabe, porque este deporte tradicional vasco vive un ‘boom’ en los últimos años. Ante el problema que se avecina, los más tradicionales han empezado a mirar con buenos ojos la propuesta que este vizcaíno les hizo hace ahora 10 años: una cesta sin tejido ni materiales orgánicos, “la cesta del futuro”.
Iñigo lleva la Cesta Punta en las venas, su aita, Juan Kalzakorta ‘Etxano’ emigró a Estados Unidos para jugar como profesional. Allí, nacieron Iñigo y sus hermanos. “Cuando se retiró regresamos a Euskadi”, recuerda. En concreto, al municipio de Markina (Vizcaya), “aunque yo soy de Etxebarria”, matiza.
Desde su caserío, en un pequeño taller, este vizcaíno “hace los prototipos”. Aquí, ideó su cesta de carbono, aluminio, kevlar y resina epoxi. Los mismos materiales que hoy en día se emplean para fabricar raquetas, bicis o esquís. “El 95 por ciento de los deportes han pasado ya de fabricar con materiales orgánicos, a esto”, puntualiza.
La cesta de Iñigo es del mismo tamaño, peso y forma que las tradicionales de mimbre, pero sus materiales “no se rompen tan fácilmente”. Eso es una ventaja con el panorama actual de escasez de cesteros, pero también si se quiere practicar este deporte en puntos de la geografía donde nunca los ha habido.
De hecho, estas nuevas cestas sintéticas las creó como una opción para jugar fuera del ámbito profesional. Mi objetivo era difundir este deporte “como alternativa de ocio, tipo el padel”. En este sentido, empezó a trabajar en modelos de cestas sintéticas para jugar en frontones cortos, de 36 metros, como el 'Casino Magic City' de Miami; y que no requirieran mantenimiento.
Precisamente, en ese frontón de cristal de Miami se probarán y testearán las nuevas cestas de aluminio y fibra de carbono, será en un torneo entre aficionados de máximo nivel y con formato por equipos. Será el 'Bullet Team series' de GUUK.
Con solo 15 años, el propio Iñigo aprendió el oficio de la cestería y “he jugado con cestas tradicionales fabricadas por mí”, a este cestero le encantaría que el oficio siguiera, pero sabe que a veces no queda otra que ‘adaptarse o morir’: “La Cesta Punta va a seguir y los cestapuntistas van a tener que jugar con algo”, razona.
En su caserío, ubicado en pleno corazón de Vizcaya y “epicentro del conservadurismo” de la cestapunta, Kalzakorta sabe que “si aquí me dan el visto”, entonces la cesta de carbono y aluminio se erige como alternativa a la cesta tradicional y la innovación tecnológica de los materiales permitirá que siga la fiesta en los 'jai alai'.
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