Un año. 365 días. Una vuelta completa al sol. El tiempo vuela, aunque en Orio (Guipúzcoa) hay un lugar en el que las manecillas del reloj parecen haberse congelado. Se trata del banco situado en la calle Arrantzale. Allí, hace hoy justo un año, Lourdes del Hoyo se sentó a leer un libro mientras esperaba a Alberto Casado, el hombre con el que había roto su relación hacía dos meses.

No imaginaba que él la mataría de un tiro, allí en plena calle, cerca de un parque en el que a esas horas jugaban varios niños. Aquel 16 de mayo, Lourdes se convirtió en la primera víctima mortal de la violencia machista en Euskadi, en 2023.

Hoy, el mismo banco pintado de color morado y una pequeña biblioteca de intercambio de libros, a modo de homenaje, recuerdan a esta guipuzcoana víctima de la violencia machista. Un sencillo reconocimiento para una mujer a la que en Orio no olvidan.

La muerte de Lourdes sobrecogió en este pequeño municipio costero. La mujer, natural de Donostia, tenía dos hijos, un chico de 20 años y una chica de 16 años de edad, entonces, fruto de una relación anterior. Lourdes llevaba años separada y con su asesino mantuvo una relación que duró aproximadamente un año y a la que habían puesto punto final dos meses antes de ese fatídico 16 de mayo de 2023.

Aquel día ambos habían quedado y Lourdes decidió esperarle sentado en este banco de la calle Arrantzale de Orio, municipio en el que llevaba afincada varios años. Alberto se acercó a su víctima y le descerrajó un tiro a bocajarro con una escopeta, después se quitó la vida. Los cuerpos de Lourdes y de su asesino quedaron allí mismo, inertes.

La confusión inicial llevó a barajar la hipótesis de la explosión de un artefacto casero, aunque los investigadores no tardaron en comprender que Alberto Casado había disparado a quemarropa a Lourdes y luego se había suicidado. Se trataba de un crimen machista y María Lourdes del Hoyo García acababa de convertirse en la primera víctima mortal de la violencia machista aquel año, en Euskadi.

La conmoción por el asesinato de Lourdes aún es palpable en esta localidad costera, más aún en Arrantzale Kalea. Hoy su banco, ese donde su asesino le arrebató la vida, luce pintado de morado, el color de las mujeres. Además, en homenaje y recuerdo a Lourdes, se ha instalado una estructura de madera repleta de libros y en la que puede leerse, “El compartir nos enriquece. Coge y deja a tu gusto”.

También este jueves 16 de mayo, su familia ha dejado sobre el banco un ramo de flores con una banda en la que, en euskera, puede leerse ‘Zure zenideak beti zurekin’ (Tus familiares siempre contigo, en castellano).

Ha pasado un año, pero un simple paseo por el lugar evidencia que el recuerdo de Lourdes está muy vivo. Nadie puede ni quiere olvidar a esta mujer a la que le segaron la vida con solo 47 años mientras leía un libro en una calle y esperaba sin saberlo al que iba a ser su asesino.

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