A Txus Agirrezabal le detectaron un cáncer de mama en 2006. Durante el puente de San Prudencio de aquel año, esta alavesa estaba de vacaciones con su familia en Segovia y unos dolores intensos le pusieron en alerta. “Llamé al ginecólogo, en cuanto volví, porque sabía que algo no iba bien”, recuerda. Las pruebas que le practicaron confirmaron sus peores temores y apenas, unas semanas más tarde, el 13 de junio de hace 18 años, entraba en quirófano.
Esta alavesa, a la que recientemente las secuelas de todo el proceso de la enfermedad y su tratamiento han obligado a que le pongan un marcapasos, tiene claro que “no te puedes quedar de brazos cruzados, lamentándote”. Lejos de hacerlo, ella ha optado por sobrevivir y hacerlo, como lo que es, una mujer de armas tomar.
Txus acaba de terminar un curso de tiro con arco junto a otras diez mujeres de la Asociación alavesa de mujeres afectadas con cáncer de mama y/o ginecológico de Álava, Asamma.
Esta práctica deportiva, según el estudio ‘Arco y Salud’, es beneficiosa para personas que han sufrido un cáncer de mama y, especialmente, aquellas que son diagnosticadas de linfedema, una dolencia que suele aparecer tras la extirpación de la mama y los ganglios linfáticos de las axilas y por la que la falta de drenaje provoca la obstrucción del sistema linfático.
Al parecer, “las vibraciones de baja intensidad que provoca el arco al soltar la cuerda ayudan a evitar la inflamación por linfedema”, explica el instructor José Gallardo. La extirpación de los ganglios linfáticos puede provocar “una acumulación de líquidos porque no tienen drenaje de retorno” que afecte a una parte o al brazo completo. No es el caso de Txus que, con cierta ironía, admite que “de lo poco que no he tenido ha sido un linfedema”.
Cuando Gallardo del club de Tiro con Arco de la Mercedes-Benz se puso en contacto con ellas para contarles “que la vibración del arco da una especie de pequeño masaje que mejora el linfedema”, a estas mujeres, bregadas en mil batallas, aquello “nos sonó a chino”. Temían que para sujetar el arco y lanzar las flechas hiciera falta una fuerza que ellas tenían mermada por el cáncer y el tratamiento. En sus casas, la noticia también causó asombro, de hecho, Txus admite que “mi marido y mi hijo cuando oyeron tiro con arco me miraban como si estuviera loca”.
Finalmente, 10 de ellas, muchas mastectomizadas, se animaron y pertrechadas con las correspondientes protecciones, estas arqueras han pasado tres meses lanzando sus flechas dos días a la semana, “usando unos arcos blandos que son los más idóneos para sus circunstancias”, puntualiza Gallardo. “A la hora de tirar la sensación es muy agradable y satisfactoria”, resume Txus. Tanto, que ella es una de las que va a continuar practicando tiro con arco a partir de ahora.
La Federación española de tiro con arco publicó en 2022 el estudio ‘Arco y Salud’ y, desde entonces, en muchas ciudades del Estado se han puesto en marcha grupos de aguerridas mujeres, que capaces de hacer frente al temido cáncer armadas solo de su cuerpo y su mente, ahora tratan de luchar contra sus consecuencias armadas con arco y flechas. Toda una declaración de intenciones.
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