La madrugada del 24 de julio de 2020, un joven de 22 años, entonces, recibió una brutal paliza en una lonja de la localidad vizcaína de Sodupe que le ha provocado daño cerebral irreversible. Esta semana ha arrancado en la Audiencia de Vizcaya el juicio contra los cuatro acusados de la agresión y el robo del dinero y el móvil que llevaba la víctima cuando quedó inconsciente. Este mes de febrero se conoció la sentencia para los acusados de otra salvaje paliza a un joven en Amorebieta, en julio de 2021.
Se trata de una mujer y tres hombres, procesados por intento de homicidio. La Fiscalía y la acusación particular solicitaban inicialmente diez años de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa para dos de los acusados, mientras que para el otro y la mujer pedían un año y medio por un delito de hurto.
Finalmente, el Ministerio Público ha decidido rebajar la petición de pena a 8 años y medio a uno de los dos principales acusados, que ha cumplido ya tres años y medio en prisión preventiva, tras confirmar los forenses que sufre un trastorno mental que le impide controlar sus impulsos y que, además, consumía cannabis, ansiolíticos, cocaína y la droga sintética MDMA, de forma habitual.
Esas circunstancias no le impiden discernir lo que está bien de lo que está mal, pero le han valido para que la Fiscalía solicite siete años por homicidio y año y medio por hurto, es decir, año y medio menos de lo que pedía inicialmente.
Durante la primera sesión del juicio, los forenses determinaron que los puñetazos, las patadas y los golpes que le propinaron, muchos de ellos en la cabeza, le han provocado un traumatismo craneal y facial severo. Además, apuntaron a que el desenlace del paciente hubiera sido fatal de no ser porque recibió una rápida asistencia sanitaria.
Según Radio Popular de Bilbao, la víctima pasó 26 días en coma tras la brutal paliza, le han practicado tres intervenciones quirúrgicas en la mandíbula, a pesar de lo cual “se le cae la baba”, le hicieron una traqueotomía y sus visitas al quirófano aún no han terminado. “No duermo por las noches, me han dejado loco”, decía el joven, que está convencido de que aquel 24 de julio los procesados le dieron golpes “sin parar” porque le “querían matar”.
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