Lo que nos dice el fuego: el laboratorio que hace ensayos de incendios en fachadas a gran escala
Ponen a prueba materiales de construcción en fachadas para garantizar su comportamiento frente a un incendio
Es un laboratorio pionero en el Estado que abrió sus puertas en 2018 en Azpeitia
Cómo se construye en España: la normativa actual no habla del poliuretano
El pavoroso incendio que el pasado jueves 22 devoró en minutos un edificio de viviendas en el barrio de Campanar, en Valencia, ha puesto sobre la palestra los materiales de construcción y su respuesta ante el fuego. En la tragedia de Valencia se ha puesto en el punto de mira el poliuretano, un producto sintético altamente inflamable, empleado en la fachada del bloque.
Precisamente, en el municipio guipuzcoano de Azpeitia, Tecnalia puso en marcha hace seis años un laboratorio pionero en el Estado y “el único de Europa que puede aplicar la normativa americana y canadiense”, puntualiza Xabier Olano.
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Se trata del laboratorio del fuego, un lugar en el que las empresas ponen a prueba sus materiales y productos de construcción en ensayos a gran escala para comprobar el comportamiento de esos materiales frente a un incendio. Desde materiales aislantes, hasta revestimientos o sellantes. “Los fabricantes vienen buscando hacer sus fachadas más seguras”, explica el responsable del laboratorio.
30 minutos de fuego real
La normativa es cada vez más exigente en materia de seguridad y obliga a disponer de ensayos técnicos de los productos que se van a emplear para edificar. “En los últimos años, hemos notado una tendencia de las empresas a mejorar sus productos de construcción, por un tema de normativa, pero también de búsqueda de mayor seguridad”, matiza Olano.
En el laboratorio del fuego generan un incendio real “equivalente al que se registraría en una habitación en llamas” y comprueban como este fuego sale al exterior y de qué manera se propaga por la fachada. Tras media hora de incendio, se esperan otros 30 minutos para monitorizar que no se propague y a partir de ese momento, se empiezan a analizar diferentes parámetros. Entre ellos, según indica Olano, la temperatura que se ha alcanzado en las diferentes plantas y la caída de materiales. Algo que puede ser especialmente peligroso para los bomberos o el personal que se encuentre desalojando el edificio. Precisamente la caída de planchas ardiendo a la vía pública fue una de las características del edificio de Valencia.
Olano no quiere ni puede entrar a valorar el poliuretano que se empleó en la edificación valenciana porque “tendría que ver antes el informe de bomberos y peritos”. En cualquier caso, si se aventura a asegurar que, "no es solo una cuestión del material, sino que habría que poner el foco en todo el sistema constructivo que se ha empleado”.
Por el laboratorio del fuego en Azpeitia pasan muchos productos empleados en la construcción de clientes vascos, pero también de fabricantes nacionales e internacionales. La tragedia ocurrida esta semana en Valencia le ha recordado a Olano “un drama similar que se vivió hace unos años, en Londres”. Tras aquello “la normativa de seguridad del país se volvió más exigente, se ha invertido más en investigación e incluso se analizaron los edificios ya construidos y se reemplazaron los revestimientos peligrosos”, añade.
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