Después de que la banda terrorista ETA asesinara en 1996 al agente Ramón Doral Trabadelo a las 09:15 horas del 4 de marzo, hace ya 26 años, la autoría del crimen sigue sin resolverse. Ahora, se tratará de esclarecer.

El grupo mató a 15 policías, entre ellos también a José Manuel Piñuel Villalón. En el caso de 'Montxo' Doral, era por entonces suboficial de la Ertzaintza y ejercía labores de responsabilidad en la Unidad Adjunta a la Viceconsejería de Seguridad.

Se encargaba, por tanto, de investigar delitos de terrorismo. Su fallecimiento ocurrió cuando tenía 36 años, estaba casado y tenía tres hijos: de 13, 11 y un año. Una bomba lapa explotó bajo su coche, donde había sido colocada.

Este 2024, el Juzgado Central de Instrucción nº 2 de la Audiencia Nacional ha reabierto el sumario 13/96, que se encontraba cerrado desde el año pasado. Se tratará de concretar quién puso ahí el artefacto explosivo que acabó con su vida.

La noticia de esta reapertura, comunicada por la policía vasca este domingo, ha sido consecuencia de la ampliación de diligencias por parte de la misma Ertzaintza. Han añadido información después de dictarse una sentencia vinculada al comando Ibarla.

En el mencionado fallo judicial, la Audiencia Nacional ha condenado a la jefa de ETA, Iratxe Sorzabal Díaz, por dos atentados cometidos en Gijón, también en 1996. Lo relevante está en que se ha dejado probado que las denominadas “kantadas” son de un valor probatorio esencial para la justicia.

ETA reivindicó la autoría de lo ocurrido con 'Montxo' Doral y seis años después, en abril del 2002, la policía francesa encontró en un zulo de la localidad de Castres un documento interno de la banda llamado "kantada".

Eran informes utilizados habitualmente por las y los miembros de ETA que habían sido detenidos para poner en conocimiento de la cúpula de la organización armada tanto su andadura dentro de los comandos como la información aportada a la policía al ser arrestados.

De esa forma, podían evitar que detuvieran a otras personas o desarticulasen a otros comandos. Sorzabal, en aquel archivo hallado, dejó por escrito: “En marzo colocamos una lapa bajo el coche del zipayo Montxo Doral. Nosotros no confeccionamos la lapa, venía hecha".

Sin embargo, después la jefa del comando Ibarla negó estas palabras en sede judicial y nunca se han tenido en cuenta para el esclarecimiento judicial del asesinato del ertzaina Doral. Alegó que fueron declaraciones realizadas bajo tortura cuando fue detenida por la Guardia Civil.

Pero, ahora, en la sentencia condenatoria para ella, se ha explicado que esas "kantadas" deben considerarse como una prueba clave. Sobre todo por "contener manifestaciones que realizó de forma espontánea, libre y voluntariamente a la cúpula de la banda terrorista ETA en una carta manuscrita".

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