A muchos su nombre les sonará más bien poco, pero es probable que sin saberlo hayan visto algunas de sus creaciones. Se trata del ilustrador Rubén Lucas García, un murciano que desde hace una década no ha dejado de ganar concursos por toda España con sus carteles.
Antaño el cartel de las fiestas o los carnavales de un municipio poco más que lo veían los vecinos del lugar, pero en la era de las redes sociales muchos usuarios han tenido acceso a las obras de este artista y han comenzado a detectar sospechosas similitudes.
Sin ir más lejos, en el cartel elegido este 2024 para anunciar los carnavales en la localidad guipuzcoana de Irún aparece una abuela sonriente con un tocado de plumas y una máscara de lo más colorida, mientras manipula una máquina de coser.
La obra se titula ‘Familian’ y la abuela comparte protagonismo con una niña, igualmente ataviada con una máscara de carnaval. Nada extraño, sino fuera porque algunos han creído reconocer a la entrañable abuela en otros carteles, como el del cercano municipio vizcaíno de Sestao o, el del no tan próximo, Barbadás en Ourense. En todos ellos se repiten como mínimo tres elementos centrales: la abuela de pelo blanco y sonriente, la máquina de coser y la máscara de carnaval. Varía, eso sí, la posición de la protagonista en la composición, el color de su vestimenta y también la antigüedad de la máquina de costura, que en la versión de Irún parece más actual, mientras que en la gallega se asemeja más a la clásica Singer. Hay quien duda de si tras estas obras está la virtual mano de la Inteligencia Artificial (IA).
En Irún, la creación de Rubén Lucas fue escogida por un jurado conformado por representantes de las comparsas que participan en el desfile y como ganador se hizo con los 600 euros del premio. En los últimos años, la cifra que se ha embolsado este ilustrador ganando concursos a lo largo y ancho de la geografía española podría superar los 100.000 euros.
No es la primera vez que la polémica persigue a este autor. En 2019, el cartel ‘Alegría’ de Rubén Lucas fue el elegido para anunciar las fiestas de San Pedro y San Pablo, en Burgos.
Fue seleccionada entre 59 candidaturas por su originalidad, sin embargo, poco después de su elección esa originalidad se puso en entredicho al comprobar que el diseño guardaba sospechosas similitudes con otros carteles, uno de ellos el de los carnavales de Albacete. Para entonces, los 2.500 euros del premio ya estaban en manos del ganador.
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