No es la primera vez que la publicación National Geographic cae rendida ante los encantos de uno de los parajes naturales más espectaculares de Euskadi: el Salto del Nervión. Si a principios de este mismo año, lo incluyó entre las 30 maravillas del Estado, ahora ha entrado en el exclusivo listado de las cascadas más impresionantes de España. No es la única del País Vasco, ya que en esta selección se ha hecho un hueco también la cascada de Goiuri /Gujuli, en Urkabustaiz (Álava).
La mejor época para disfrutar de una excursión a una de estas dos cataratas es, sin duda, durante el otoño y la primavera, cuando las lluvias y el deshielo hacen que el volumen de agua de estos saltos se vea incrementado y la vistosidad gane enteros.
De las dos cascadas vascas elegidas por la publicación de viajes, la más famosa es, claramente, el Santo del Nervión. A solo dos kilómetros del punto en el que nace el río Delika, sus aguas se arrojan al vacío por un precipicio de 220 metros de altura. Su salto da origen a la cascada más alta de la península y la segunda mayor de Europa, pero es que además es el nacimiento del río Nervión, el origen de la ría de Bilbao. Esta joya de la naturaleza está situada en el Monte de Santiago, que pertenece oficialmente a territorio alavés, aunque confluye con Bizkaia y Burgos.
Lejos de la altura del Salto del Nervión, pero llena de encanto y belleza, se ubica, en pleno corazón del Parque Natural del Gorbeia, en el municipio alavés de Urkabustaiz, la cascada de Goiuri o Gujuli. Si el entorno, el propio salto de agua, el ambiente, los sonidos y los olores no fueran suficientes para encumbrar a este paraje al nivel de mágico, lo hace una leyenda que acompaña al nacimiento de la cascada.
Cuentan que una lamia (una criatura femenina con pies de pato de la mitología vasca) se estaba dando un baño en estas aguas cuando un pastor le robó su peine. Al preguntarle quién era, el hombre respondió que se llamaba Urjauzi (cascada, en euskera) y, en ese momento, la lamia le castigó por robarle el peine, convirtiéndolo, precisamente, en la cascada que hoy conocemos como Goiuri o Gujuli.
El río Oiardo se dirige irremediablemente al precipicio, pero antes de caer lo hace acompañado del agua que aportan dos arroyos: Jaundia y Basabe. Tras una caída de más de 100 metros, el río desemboca en un afluente del rió Nervión, en concreto, el Altube.
A veces a la vuelta de la esquina tenemos maravillas que pasan inadvertidas a nuestros ojos, hasta que alguna revista de prestigio las encumbra en uno de sus artículos. El Salto del Nervión o la cascada de Gujuli son dos auténticas joyas naturales del País Vasco, lo eran antes de ser incluidas en ningún listado, aunque ahora sean si cabe un poco más famosas.
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