A sus 63 años, Koldo Etxebarria lo tuvo claro al escuchar por primera vez la versión que su hijo Unai hizo del éxito ‘Nochentera’ de Vico, el ya viral ‘Porronentero’: “Esto va a ser un bombazo”. Y vaya si lo ha sido, 200.000 reproducciones en apenas tres días. “Ha sido una barbaridad”, admite Unai Etxebarria.
La canción la escribieron para los Sanfaustos de Basauri, tras el éxito del año pasado de la versión que hicieron del ‘Quédate’ de Quevedo. No imaginaban siquiera que el tema iba a trascender las fronteras de este municipio vizcaíno.
El tema pegadizo y al ritmo de las tradicionales trikitixa y del pandero guarda además un mensaje reivindicativo en su estribillo, tal y como admite Unai, “hacemos una llamada al respeto a todas y todos durante las fiestas, es nuestra pequeña muestra de apoyo al feminismo”.
Unai con 30 años lleva más de media vida formando parte junto a su padre de 'Etxebarri Aita Seme trikitilariak', una agrupación familiar que comenzó con su bisabuelo. Cuatro generaciones dedicadas a amenizar las fiestas populares de Bizkaia y alrededores con su música tradicional, hasta que hace tres años “decidimos modernizarnos”.
La base sigue siendo la tradición, es decir la trikitixa y el pandero, pero ahora compaginan las canciones populares vascas con versiones de temas de rock español e incluso internacional. Desde Bonnie Tyler hasta Europe pasando por The Beatles. Nada se les resiste a estos incombustibles músicos que han dado el salto a las redes sociales este mismo año. “En Tik Tok hemos logrado más de tres millones de visitas en apenas cuatro meses”, cuenta orgulloso Unai.
Koldo que se define como un “tocateclas” se siente ya “todo un influencer” que se niega a hablar de retirada. La jubilación no entra, por ahora en sus planes, a pesar de que su agenda laboral suma ya este 2023, 120 actuaciones, sobre todo en Bizkaia, Gipuzkoa y Álava, pero también fuera de nuestras fronteras. Cantabria, La Rioja, Burgos, Valencia, Madrid y hasta en Inglaterra o Francia han solicitado la presencia de los Etxebarria porque allí donde están ellos, la fiesta y el buen rollo están garantizados.