El 17 de julio es la fecha la que se iba a ejecutar el desahucio del okupa la casa de la prima de Loli, Isabel, una anciana de 83 años que necesita vender el inmueble de Sestao para seguir pagando la residencia donde vive.
La mujer lleva desde marzo intentando desalojar al inquilino moroso que se niega a abandonar la casa y le debe “unos 9000 euros de alquiler”.
Loli es que está librando está batalla judicial en nombre de Isabel, a la que considera una hermana “porque nos hemos criado juntas”.
Como protesta, estuvo quince días haciendo guardia en el portal pero “lo tuve que dejar por consejo del abogado que me dijo que estas cosas no le gustan al juez”.
La sorpresa es que “los vecinos me dicen que se había marchado y empezamos a respirar.”
Pero, poco les ha durado la alegría a estas dos mujeres. Ahora son tres personas las que ocupan la casa de la calle Grupo Primero de Mayo de la localidad vizcaína.
“Me dijeron que se oían ruidos dentro y que estaban subiendo muebles. Ayer mismo llame a la Ertzaintza. Subieron, llamaron a la puerta y nos le abrieron. No les hemos podido identificar que es lo que queremos. Esto es un cachondeo. Se iba a ejecutar el desahucio del otro y ahora, me dicen, que tengo que volver a empezar porque son distintas personas”, se queja
Debido a la demora de la venta del piso por este conflicto, Loli, divorciada y con dos hijos menores, ha tenido que vender su vivienda para costear los gastos del centro donde vive la anciana.
“Necesitamos el dinero para seguir pagando la residencia. Como el desahucio era para el 17 de julio, me dije: para septiembre ya está solucionado y mis hijos y yo nos vamos a vivir allí”.
De momento, con esta nueva complicación, la mujer tiene difícil hacer la mudanza.
El comprador de la casa de Loli “está siendo muy amable y compresivo. No iba a entrar hasta lo del desahucio y ahora esto. Yo cobro la RGI, como no se solucione pronto, no se dónde vamos a ir”, se lamenta.