Margarita tiene que vender el pan a puerta cerrada por un agresivo ladrón que se lleva el género por bandejas
El ladrón ha irrumpido en la panadería Margarita en cuatro ocasiones en diez días llevándose a la fuerza bandejas enteras de género
“Tengo que cerrar a primeras horas porque estoy angustiada, ha llegado a romper la vitrina a a puñetazos”, nos cuenta
Si estás hablando por el móvil no te atenderán en esta panadería de Bilbao
Margarita Rodríguez dice sentir en estos momentos “mucha ansiedad y angustia”.
El culpable es un ladrón reincidente que desde hace diez días la ha tomado con su panadería Pin Pan en Barakaldo, Vizcaya.
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El individuo de unos cuarenta años aprovecha que trabaja sola para irrumpir en el local a primeras horas, cuando " no hay nadie o estoy algo despistada organizando" la tienda.
“Le veo entrar frotándose las manos y tiemblo. Se cuelga en el mostrador y se lleva lo que puede de género: bandejas de bollos, pan o empanadillas”, cuenta la mujer a NIUS
El caco se muestra muy agresivo si Margarita opone resistencia.
“La última vez cómo le impedí meter la mano y cerré la puerta de atrás de la vitrina, la rompió a puñetazos. Salí detrás de él y para que no le alcanzara me tiró una lechera de metal que tengo como paragüero. Quería darme, Me da mucho miedo”, reconoce.
Denuncias sin éxito
La panadera ha puesto las correspondientes denuncias pero “sigue volviendo”. La Policía Local le ha dicho que es un "viejo conocido" pero "entra y sale del calabozo sin ponerle medidas. No hay derecho", se queja.
“Sé que tiene antecedentes, está fichado. ¿Hasta cuándo tengo que aguantar?, se pregunta
La mujer reconoce que más que el dinero perdido en cada robo lo que le preocupa es que algún día “me haga algo”.
Por ello, a Margarita no le ha quedado más remedio que tomar una decisión drástica. Cerrar con llave la puerta de su establecimiento desde que entra a trabajar hasta “las nueve o nueve y media, que es cuando veo más gente pasando por la calle por si me pueden ayudar”.
Un cartel en el escaparate informa que si se encuentra la panadería cerrada llamen para poder servirles. La mujer reconoce que esta medida va a provocar que parte de su clientela se vaya a la competencia. “ Es lo que tengo que pagar por no seguir pasando miedo”, afirma.