Fundación Gizakia, tres décadas tratando adicciones: “Prohibir al menor fumar porros no es la solución, hay que saber el porqué"
La entidad bilbaína trabaja en la prevención de conductas de riesgo en la adolescencia y ofrece una ayuda “personalizada” a los drogodependientes
Ha sido reconocida con la Medalla de Oro de la Orden al Mérito del Plan Nacional sobre Drogas
El consumo diario de ansiolíticos toca máximos y supera al del alcohol en mujeres de más de 35
El lema de la Fundación Gizakia es “una persona, un futuro”. La entidad cree y apuesta por la segundas oportunidades de aquellos que han sucumbido a las adicciones.
Heredera de la antigua Proyecto Hombre, Gizakia -que recogía hace unos días la Medalla de Oro de la Orden al Mérito del Plan Nacional sobre Drogas- se fundó en 1991 centrada en la recuperación de las personas con todo tipo de drogodependencias.
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Con los años ha ido poniendo en marcha hasta 16 programas de trabajo que incluyen desde la atención a jóvenes y adolescentes con conductas de riesgo a herramientas para facilitar la inserción laboral de los adultos, “fundamental para que cuando se recuperen no acaben delinquiendo y vuelvan a recaer”, asegura su directora, Estíbaliz Barrón.
En sus más de 30 años de experiencia, 60 profesionales de diferentes disciplinas (educación social, trabajo social, medicina, psicología, orientación socio-laboral...) han tratado a cerca de 8.000 personas, que reciben una atención acorde a sus circunstancias personales.
”La atención del drogodependiente debe ser personalizada. Hay que tener en cuenta todos los factores que rodean al adicto. Nos basamos en el enfoque biopsicosocial. Hay que tener en cuenta todas los áreas de la persona. Porque hay problemas psicológicos, físicos, de relaciones sociales, que hay que abordar en conjunto para conseguir su rehabilitación”, explica Barrón.
Actualmente, cocaína, alcohol y cannabis, por este orden, son las sustancias que más atrapan a los drogodependientes mayores de18 años que son atendidos en la Fundación Gizakia. Los porros y el alcohol son los “preferidos” entre los menores, algunos de tan sólo12 años.
“A estas edades muchas veces el consumo se produce por curiosidad. Fumarse un porro no quiere decir que de mayor estén abocados a ser adictos, igual lo hacen sólo por curiosidad. Pero es un síntoma de que algo pasa. Hay que entender por qué lo hacen. Lo que hacemos es terapia individual, con los padres, en grupos… y que participen en talleres donde aprenden las herramientas necesarias para controlar su agresividad, para aprender a comunicarse o a resolver conflictos. Prohibir fumar o beber alcohol no es la solución, sino entender por qué lo están haciendo y darles los recursos para que comprendan por qué es perjudicial”, explica Barrón.
Trabajo a pie de calle
Gizakia ha sido sido distinguida con la Medalla de Oro del Plan Nacional de Drogas 2023 “por ejemplificar la labor más apegada al terreno y a las personas en los barrios más castigados por el problema de las drogas y las adicciones en las ciudades incluso durante la pandemia”.
Y es que la fundación logró mantener un dispositivo asistencial para estas personas durante el confinamiento.
El Ayuntamiento de Bilbao habilitó una serie de recursos para albergar a las personas sin techo que no tenían donde quedarse. "Pusimos marcha un proyecto junto a ellos. Un equipo de la fundación iba a atenderles. Son personas con problemas de alcohol, drogas, convivencia...El objetivo era contener los síndromes de abstinencia y mejorar su situación", recuerda la directora.
La experiencia dio tan buenos resultados que el Gobierno vasco habilitó una partida presupuestaria para ampliar la iniciativa a toda Euskadi.
Así nace Erdu (Acercarse), un programa comunitario especializado de atención sociosanitaria de proximidad. Está dirigido a personas con problemática de adicciones y salud mental con dificultades para establecer un vínculo por ellos mismos, con los recursos que les pueden prestar ayuda.
El programa dispone de equipos multidisciplinares organizados en “unidades móviles” que permiten trabajar a pie de calle con estas personas que están fuera de la red asistencial.