"Estamos desbordados de alegría por el triunfo de Sofía. Su éxito es un regalo para nosotros. Sobre todo, porque la película consigue transmitir con tanta sensibilidad y acierto la realidad de nuestros hijos...", reconoce Bea Sever, portavoz de la asociación de familias de menores transexuales de Euskadi y Navarra Naizen.
Sofía Otero, ganadora del Oso de Plata a la mejor interpretación en la Berlinale 2023, incluyó a Naizen en los agradecimientos cuando subió a recoger el premio. Otero, escogida en un casting entre 500 candidatas, encarna en 20.000 especies de abejas a una niña trans de ocho años a la que los demás identifican como Aitor.
"Es una gran actriz. Es que con tan solo 8 años ha conseguido transmitir la necesidad de nuestras hijas e hijos de poder ser quienes son. Es una película maravillosa que permite acercarse a la transexualidad infantil desde la vivencia de esa niña que necesita ser vista. Sofía, con su luz y su maravillosa interpretación lo ha conseguido", asegura Sever.
Respecto a su futuro y qué le recomienda a la niña, Sever asegura: "Los padres de Sofía lo tienen muy claro. Quieren que siga con su vida normal, que no dé entrevistas, que siga estudiando".
Server, que asistió al rodaje, también destaca la preocupación de Urresola por transmitir el proceso que viven las familias de menores trans, sobre todo el de la madre, personaje interpretado por Patricia López Arnaiz en la película. "Ha hecho una gran labor en la pantalla y antes de rodar. Se entrevistó con una veintena de familias, participó en encuentros de fin de semana, nos leyó los distintos borradores del guion.... Esti ha convertido todo ello en la mejor película que se podía hacer, contando una historia que está hecha de retazos de las de nuestras familias".
Naizen, fundada en 2018, se dedica a la ayuda, formación y asesoramiento de las familias con menores transexuales. "No intervenimos en el proceso del menor. Les acompañamos y somos una red de apoyo para sus padres. Les arropamos para que sean el mejor acompañamiento de sus hijos. Muchos se acercan a la asociación atravesando un proceso de duelo porque creen que su hija o hijo nunca han existido. Aquí identifican lo que les pasa a los pequeños, pueden ponerle nombre. En el caso de los niños, descubren que hay otros como ellos y que no están solos", nos cuenta Server.