Estibaliz Urresola compite en la Berlinale con su 'opera prima', '20.000 especies de abejas': "Queda mucho para dejar de hablar de cine de mujeres"

  • Por primera vez en las 73 ediciones de la Berlinale, una cineasta española estrena su ópera prima en la sección oficial

  • Empezó a escribir la película en 2018 -"creo que entonces no habría sido tan comprendida"- y ahora opta al Oso de Oro

  • La película, protagonizada por una niña trans y su madre, "es un canto a la diversidad", según la realizadora vasca

La cineasta vasca Estibaliz Urresola es la única española que compite en la Sección Oficial de la 73ª edición de la Berlinale. Lo hace, el 22 de febrero, con su ópera prima ’20.000 especies de abejas’, una película protagonizada por una niña trans y su madre. Todo un hito, nunca antes una cineasta española había estrenado su primera película en la Sección Oficial del festival alemán.

De conseguir el preciado Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín, que se celebra desde el pasado día 16 hasta el 26 de febrero, Urresola se sumaría al logro alcanzado el año pasado por la directora catalana Carla Simón que obtuvo este preciado galardón con ‘Alcarràs’.

Pregunta: ¿Se imaginó en algún momento llegar hasta donde ha llegado con ‘20.000 especies de abejas’?

Respuesta: Nos enteramos de la selección justo en puertas de la Navidad. No entraba para nada en nuestro horizonte estrenar la película en la Sección Oficial, así que fue un bombazo que nos dejó paralizadas hasta que estallamos de felicidad.

P: ¿Qué va a encontrar el espectador cuando vaya a ver su película’?

R: La película es un canto a la diversidad, a las distintas formas de sentirse, de ser y de habitar el mundo. Una reflexión en torno a la identidad que tiene lugar en el seno de una familia, compuesta por la madre, Ane, y sus tres hijos, que vuelven al pueblo materno en un verano que cambiará sus vidas porque deberán confrontar realidades y sentires que transformarán a todos los miembros de la colmena.

P: ¿Qué significa para Estibaliz Urresola el concepto de colmena?

R: Es una colmena familiar y me gusta esa imagen porque habla de la interdependencia de los individuos que forman la colmena. Todos indispensables, cada uno tiene una función, pero la colmena es algo mayor que la suma de los individuos, es un organismo propio con sus propias reglas.  Eso me remite a la idea que tengo de la familia y me ayuda a retratar la tensión entre el individuo y el colectivo.

P: ¿Es eso lo que le interesaba explorar a usted como directora en la película?

R: Precisamente eso, es decir, hasta qué punto la identidad es una noción íntima y privada o interfiere la mirada del otro, lo relacional en la configuración de lo que somos. Además, las abejas son las garantes de la biodiversidad y también en muchas culturas, entre ellas la vasca, fue considerada un animal sagrado. Por ese arraigo con relatos de la cultura vasca también me interesaban.

P: ¿Una niña trans protagonista de una película hubiera sido inimaginable como temática hace tan solo unos años?

R: La sociedad avanza muchísimo, la película la empecé a escribir en 2018, pero creo que entonces no habría sido tan comprendida como ahora mismo. En estos cinco años ha habido grandes avances en la visibilización de muchas identidades minorizadas, entre ellas, las infancias trans. Se ha hablado mucho, se ha abierto el debate público y hoy hay mayor sensibilidad que en 2018 para comprender que el mundo es diverso y la naturaleza es diversa. El paradigma binario tan estricto que se ha reproducido hasta ahora genera mucho sufrimiento. Vamos en la buena dirección, aunque queda mucho por hacer.

P: Precisamente, por esa evolución social tan rápida, el proceso documental habrá sido largo y complejo

R: Me he documentado mucho y en todo el proceso he encontrado más preguntas que respuestas. Hasta seis meses antes del rodaje estuve entrevistándome con nuevas familias porque cambiaban muy rápidamente los procesos que habían seguido, los conflictos, imposibilidades o resistencias a las que se enfrentaban eran muy distintas…

P: ¿Cómo decidió dedicarse a esto?

R: En mi familia nadie se ha dedicado al arte. Ser cineasta no es algo que haya tenido claro en mi vida. Estudié Comunicación Audiovisual y luego me seguí formando, pero lo sentía como un hobby. En un momento en que estaba en paro y tenía 27 años decidí irme a Barcelona a hacer un máster de dirección.

P: ¿Y eso cambió su vida?

R: Sí, mi primer corto, ‘Adri’, fue seleccionado por la productora de la escuela para ser rodado y ahí empezó muy poco a poco a dibujarse lo que hoy veo como mi carrera. Trabajé como ayudante de dirección y 'script' en muchos proyectos en Barcelona, luego surgió la posibilidad de dirigir un largometraje documental para EiTB, luego más cortos, pequeños no tan ambiciosos, pero sí muy personales. Posteriormente, cree mi productora, ‘Sirimiri Films’, que produjo dos cortos: ‘Polvo somos’, que fue candidata a los Goya, y ‘Cuerdas’, que estuvo nominada a los Goya. También esta productora impulsó ’20.000 especies de abejas’ y es una productora asociada del proyecto.

Que Carla Simón conquistara el Oso de Oro en la Berlinale de 2022 fue importantísimo, espero que lo mío también inspire y abra paso a otras

P: ¿Corren buenos tiempos para el cine hecho por mujeres?

R: Todos los pasos que damos las mujeres en la conquista de nuestros derechos nos ayudan a todas. Tener referentes es importantísimo, pero no solo en el ámbito cinematográfico. Para mi es vital ver mujeres escritoras, comunicadoras, deportistas, madres, empresarias, amigas… Todo lo que sean mujeres inspiradoras en cualquier ámbito alimenta ese sentimiento de pertenencia y de deseo de seguir caminando con determinación y fortaleza. En el cine, que Carla Simón estuviera allí (Osos de Oro en Berlín 2022 con Alcarràs) ha sido importantísimo para todas las cineastas, no solo las españolas. Que estemos allí donde tradicionalmente se nos ha negado es inspirador. Espero que lo mío inspire a otras y abra paso a otras.

P: ¿Qué aporta la mirada de las mujeres al cine?

R: Para mí es motivo de celebración que cada vez haya más directoras destacando con sus trabajos en taquilla, en festivales… es síntoma de una sociedad crítica y cada vez más madura. Las directoras completan y enriquecen las narrativas y los relatos. Sin las mujeres los relatos adolecerían del punto de vista de la mitad de la población.

P: Desde su punto de vista, ¿qué queda por hacer?

R: Ha cambiado mucho el panorama, se han dado pasos en firme que espero que no tengan vuelta atrás como ayudas, incentivos, medidas correctivas que favorecen el acceso a óperas primas. Pero queda muchísimo por hacer, sobre todo en el mundo de la ficción. En otros formatos la diferencia es menor. Queda mucho para dejar de hablar del cine de mujeres. Cuando eso ocurra será porque todos disponemos de los mismos accesos, los mismos derechos y ya no habrá diferencias.

Temas