Armando Torres lidera una pequeña revuelta interna que tiene un gran trasfondo en la sociedad gastronómica más antigua de Bilbao, Gure Txoko, de la que es socio desde hace un cuarto de siglo. Tras los muros del número 37 de Alameda San Mamés rige una norma que a la mayoría, en pleno siglo XXI, se les atraganta: las mujeres tienen prohibida la entrada. No ya como socias, incluso como invitadas para disfrutar de una merienda o una cena.
“Se las discrimina por el hecho de ser mujeres, es tan retrógrado como decir que a un local no pueden entrar negros u homosexuales”, razona Armando Torres, que en 2020 presentó una denuncia ante Emakunde, el Instituto Vasco de la Mujer, de la que aún se espera su resolución, que, eso sí, no sería vinculante. Pero Torres advierte de que en caso de no aceptarse las recomendaciones de Emakunde y "si siguen con esa ideología misógina, iremos a los tribunales de justicia".
NIUS se ha puesto en contacto con Gure Txoko para tratar de recabar la opinión de la Junta directiva respecto a esta polémica. Sin embargo, desde la Junta descartan pronunciarse públicamente argumentando que "al ser un txoko privado estos temas no deben tratarse en la prensa".
En un derroche de aperturismo, Gure Txoko permite que las féminas accedan a su templo los viernes y sábados por la noche y fiestas de guardar. Fuera de ahí, traspasar la puerta de madera que da acceso al txoko más antiguo de la villa requiere de un permiso especial de la junta.
Antes, obtenerlo era relativamente sencillo, pero con la junta actual las cosas han cambiado. A peor. “Yo solicité un permiso en marzo y cuatro meses después volví a pedir otro para una comida con compañeros y compañeras de trabajo y me lo denegaron 'porque pedir dos veces que entraran mujeres era un abuso”, cuenta.
Su reivindicación pasa por cambiar los estatutos que datan de 1954, para que cualquier persona pueda entrar entre semana. “Ha pasado casi un siglo, la sociedad ha evolucionado”, argumenta. Por lo que parece, no en Gure Txoko. El pasado mes de marzo, 42 socios frente a seis dijeron ‘no’ a cambiar unos estatutos de hace 68 años.
La junta actual esgrime como argumento principal para prohibir el acceso a las mujeres que “es la tradición”, pero “también lo era tirar una cabra desde el campanario o en Lekeitio arrancar el cuello a gansos vivos y ya no se hace”. En opinión de este socio, “la Junta tiene una visión nostálgica, enfermiza y misógina”.
Torres y una docena de socios, partidarios de que mujeres y hombres tengan los mismos derechos en Gure Txoko, esperan que Emakunde emita una resolución en los próximos días. “Quiero pensar que imperará el sentido común” y que la junta asuma las recomendaciones que le den en esa resolución para evitar la discriminación de género. Aunque “tres años de pelea y la cerrazón absoluta de la junta directiva” le hacen temer que no sea así. “Si siguen en la cerrazón, vamos a ir a los tribunales de Justicia”, aclara.