La noticia ha corrido como la pólvora en Santurtzi. Un grupo de niños del Centro de Salud de Kabiezes podría estar sin vacunar porque la enfermera pediátrica no inoculaba las dosis correspondientes. La voz de alarma la dieron varios padres que notaron cómo los movimientos a la hora de inyectar eran demasiado rápidos. Llegaron las quejas al Servicio Vasco de Salud y este, para que no saltara la liebre, quiso llegar hasta el fondo del asunto sin hacer ruido. Pero ya era tarde.
El viernes S.G.L. recibió una llamada de Osakidetza para que acudiera al Hospital de Cruces con su hija porque “iban a hacer un estudio en la margen izquierda a varios niños para ver si tenían anticuerpos después de recibir las vacunas”. "Me pareció extraño", recuerda, así que pidió que le volvieran a llamar en diez minutos.
Lo consultó con su pareja y varios familiares y todos la aconsejaron que pidiera más datos, pero “no me quisieron explicar nada”, así decidí que “sin información no iba a exponer a la niña a un análisis de sangre”.
Tal fue su sorpresa que, al día siguiente, la comenzaron a llegar por redes sociales rumores de lo que estaba ocurriendo. Ató cabos y ahí estaba la respuesta, era la enfermera que atendía a su hija, que cumplirá dos años el mes que viene, la que estaba en el punto de mira.
Hasta el momento, la niña ha recibido todas las vacunas, incluso las que no están subvencionadas por la Seguridad Social. Sin embargo, su madre echa la vista atrás y, aunque no la quiere culpar hasta que no haya pruebas suficientes, recuerda que “mi hija nunca ha tenido reacción a ninguna de las vacunas. No se la han hinchado ni los brazos ni piernas y no ha tenido fiebre”, asegura. Es más, con lo primera vacuna, que se la administró otra enfermera, “estuvo un poco más mimosa”.
Durante el fin de semana la bola se hacía cada vez más grande por lo que, finalmente, hoy mismo ha devuelto la llamada al número que le insistió la semana pasada y a la pequeña le han realizado un análisis de sangre.
Habrá que esperar hasta el lunes para saber si cuenta con las defensas generadas por las vacunas que actúan contra la varicela, la rubéola, la tosferina, el meningococo C o el tétanos. En caso de que el resultado sea negativo, ese mismo análisis servirá para hacer un estudio más profundo y conocer si la pequeña ha desarrollado anticuerpos contra los otros patógenos para los que, supuestamente, fue vacunada.
Uno de los hándicaps con los que cuenta la investigación es que los anticuerpos desaparecen pasado un tiempo, por lo que, en algunos casos, va a ser difícil detectar si la inoculación se realizó de manera correcta o no.
Por su parte, y mientras se aclara todo, el Servicio Vasco de Salud ha apartado a la sanitaria de la unidad de Pediatría del ambulatorio de Kabiezes.
“El jueves me tocaba consulta y no estaba ella, había otra chica, pero no sospeché nada”, comenta la mujer todavía con el susto en el cuerpo. Sabe que, si los resultados no son satisfactorios, la pequeña tendrá que pasar por todos los pinchazos de nuevo.