Carmen Nuñez, sobre envejecer sin perder el erotismo por la vida: "La auténtica sensualidad comienza a los 50"

Su autora, Carmen Núñez, celebra la vejez natural, sin artificios, e invita a rescatar nuestra belleza real
"A los 60 nos quedan tres décadas más que están llenas de nuevas oportunidades para reinventarse", explica
Más allá del erotismo, propone una sensualidad que implica disfrutar, crear y sentir la vida con los cinco sentidos
Lo primero que llama la atención de Carmen Núñez es su sonrisa. Irradia energía y sus palabras son una inyección de optimismo para afrontar cualquier desafío. Esta socióloga se proclama activista de la longevidad, un saber que ha volcado en su último libro, 'La auténtica sensualidad comienza a los 50'. En sus páginas constata que podemos envejecer de una manera sana y activa, desafiando estereotipos, pero no a la manera de Demi Moore o Nicole Kidman, sino de una forma genuinamente personal. "Aceptando los imperativos de la edad, pero con la convicción de que nuestra sensualidad, salud y bienestar implican un cambio de hábitos y de nuestro sistema de creencias", dice.

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'La auténtica sensualidad comienza a los 50'. El título es muy inspirador.
Nace de mi convencimiento. Tengo más de 60 y no veo que la edad sea un límite para explorar mi sensualidad y descubrir mi belleza interior y exterior, pero la auténtica. No aspiro a la belleza irreal y nada democrática que nos están imponiendo. No quiero regresar a los 20, sino aceptarme y sentirme fuerte, bella y resiliente desde lo más profundo y auténtico. Desde esta conciencia de mí misma, quiero sentir la libertad en esta etapa de mi vida, que puede ser muy larga. El libro es una celebración de la belleza que reside en cada uno de nosotros, sin importar la edad o las marcas de la vejez, una invitación a descubrir el poder que reside en cada uno de nosotros, especialmente a partir de los 50, cuando la vida se abre con posibilidades infinitas.
A los 50 la vida se abre con posibilidades infinitas
¿Qué entiendes por sensualidad?
La entiendo como un estado mental que me incita a gozar con los cinco sentidos, a apreciar cada detalle de la vida y cada instante. Me impulsa a crecer, a conectar conmigo misma y con los demás y a asumir una responsabilidad colectiva. La sensualidad es una guía estupenda hacia la libertad y la plenitud. Es el momento de rescatar la belleza natural que hemos acumulado con el paso del tiempo para seguir transitando la longevidad. Los tablones de este viejo galeón crujen muchas veces, tienen cicatrices de olas pasadas y el velamen blanco ahora está moteado, pero por fin entendemos mejor la vida.
¿Hablas de una sensualidad que no solo se percibe en la piel?
Es un concepto amplio. Es sexualidad, pero también erotismo, pasión por la vida. Es dejar que la vida se infiltre en nuestros poros y sentir una caricia, un aroma, un olor o un sabor. Es lo que constituye el gran placer. Los cincuenta son la edad de los sentidos y la sensualidad se vuelve urgente. El tiempo ha permitido que cada lunar y cada línea de expresión sean ya un lugar visitado, pero aún queda un vasto territorio por descubrir.
Sensualidad es dejar que la vida se infiltre en nuestros poros y sentir una caricia, un aroma, un olor o un sabor.
¿Por qué los cincuenta?
Se habla de la crisis de los cuarenta, pero es a los cincuenta cuando nos damos cuenta de que la vida es más breve de lo que creíamos. También somos conscientes de que la sensualidad, la belleza y el placer no son exclusivos de la juventud. Seguimos siendo atractivos y deseables, sin necesidad de recurrir a la cirugía y sin ocultar el tiempo, aunque respeto a quien sí lo haga. Yo adoro las arrugas en mi rostro, los pliegues en mi cuerpo, las canas en mi pelo y mis pechos en su sitio. Es decir, donde los coloca la edad. Mi sensualidad no se define por la firmeza de mi piel o la talla de ropa, sino por la seguridad con la que me muevo, la belleza que irradia mi mirada y la pasión que arde en mi corazón. La menopausia me hizo vibrar y ahora me encuentro en una etapa de transformación. Estas ganas de vivir son las que me gustaría transmitir en el libro a otras mujeres que transitan este mismo camino para que brinden por existir, miren de cara al tiempo y celebren el poder que reside en ellas.
Adoro las arrugas en mi rostro, los pliegues en mi cuerpo, las canas en mi pelo y mis pechos en su sitio. Es decir, donde los coloca la edad
En tus páginas incluyes un término muy oportuno: "suficientemente sexy".
Lo de suficiente es un concepto que traslado de otro que descubrí en los años ochenta, del pediatra y psicoanalista Donald W. Winnicott: "madres suficientemente buenas". En lugar de exigir una maternidad perfecta inalcanzable, enfatizaba la importancia de ser "suficientemente buenas". Es decir, normales, con sus cualidades y defectos. He reflexionado sobre ello aplicándolo al aspecto físico. Una belleza suficiente te permite sentirte cómodo y seguro con lo que eres, independientemente de las expectativas externas, los modelos ideales, la edad que se tenga o el cuerpo en el que habites. Sentirte suficientemente sexy, ágil y bello te descarga de un buen peso y te hace apreciar esos rasgos únicos que te dan valor como individuo y recatar lo mejor de ti, aunque no coincida con el canon. Aprendamos a respetar eso en lo que nos hemos ido convirtiendo, sin importar que nos llamen «viejas», como dice Ana Freixas.
¿Tomás Moro ha inspirado tu narrativa?
En su libro 'Utopía', propone una sociedad en la que los ancianos, por su sabiduría y experiencia, gobernaban. La idea, radical en su época, caló profundamente en mi forma de pensar porque rompe con la percepción negativa de la vejez y me ayuda a romper esos tabús y a explorar cualquier oportunidad sin vergüenza, sin pudor, sin censura, sin etiqueta.
Pero el envejecimiento trae también enfermedad, pérdida, incapacidad…
Soy plenamente consciente, pero nada de eso define a la persona. Incluso en las circunstancias más difíciles, podemos encontrar la manera de gozar de la vida y cultivar relaciones interesantes. Es una responsabilidad que recae en cada uno nosotros, pero también en los gobiernos, empresas y sociedad civil. Ninguna circunstancia, por dura que sea, debería invalidar la opción de la sensualidad. Esto me lleva al activismo. La sociedad necesita esta gran revolución para conseguir un futuro más humano, más justo y compasivo.
¿Por qué nos cuesta revelar la edad?
A menudo lo hacen de manera intuitiva personas que sienten que su edad cronológica, la que nos persigue inexorable desde el nacimiento y figura en el DNI, no coincide con la subjetiva, la que marca nuestro bienestar y calidad de vida y la que proyectamos al exterior. Mi abuela y mi madre solían restar años a su edad. Era una manera de conectar con lo que realmente eran y deseaban. La ciencia confirma en sus investigaciones que sentirnos bien es un maravilloso elixir que alarga la vida y produce salud.
Mi abuela y mi madre solían restar años a su edad. Era una manera de conectar con lo que realmente eran
¿Qué importancia tiene encontrar un propósito en las últimas décadas?
Además de la edad cronológica y esa otra que es más subjetiva, hay otra edad, que es la social. Nos remite a las conductas, actividades y vínculos sociales. Dónde vivimos, qué rol asumimos, qué nivel de responsabilidad tenemos en nuestro entorno laboral, familiar, comunitario, medioambiental. La capacidad de empatizar y relacionarnos con los demás genera salud, mejora el ánimo y estimula la mente. Es increíble poder vivir todos esos años de más con respecto a nuestros antepasados. En lugar de negar el paso del tiempo o aferrarnos a una juventud que ya no es tal, lo mejor es ser capaces de abrazar los años con todas sus posibilidades, conquistando nuevas parcelas y reclamando nuestro derecho a disfrutar. Hoy, una persona con 60 años puede decir, tranquilamente, que tiene por delante 30 años más de vida y es muy probable que los alcance con salud física y mental, con proyectos, pasión y vitalidad.
Una persona con 60 años puede decir que tiene por delante 30 más de vida y es muy probable que los alcance con salud física y mental
¿Por qué a los 65 se habla de retirada?
Yo hablaría de reprogramar la vejez, reinventarse… Son términos que eliminan la idea de declive. Somos una fuerza vital y tenemos que darnos la posibilidad de ser fuente de sabiduría y experiencia, de sentirnos atractivos, sensuales, elegantes. Todo ello exige un cambio de mentalidad necesario.