El sedentarismo tiene importantes consecuencias en la salud de las personas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que se podrían evitar hasta cinco millones de muertes al año si la población fuera más activa: “La actividad física regular es fundamental para prevenir y ayudar a manejar las cardiopatías, la diabetes de tipo 2 y el cáncer, así como para reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad, disminuir el deterioro cognitivo, mejorar la memoria y potenciar la salud cerebral”, aseguran desde el organismo.

La actividad física es vital para la salud y el bienestar, ya que ayuda a mejorar la calidad de vida, así como a alargarla. Este organismo ha marcado unas directrices claras sobre el ejercicio recomendable para hacer a diario en base a los rangos de edad. En adultos entre los 18 y los 64 años “la cantidad de actividad física aeróbica moderada debe ser como mínimo de 150 a 300 minutos a la semana. En el caso de la actividad física aeróbica intensa este rango es menor y pasa a ser de 75 a 150 minutos a la semana. Si se trata de actividades de fuerza muscular se debe realizar en dos o más días a la semana”, recomiendan desde la OMS.

En adultos mayores de 65 años “deben realizar los mismos minutos y las mismas condiciones que los adultos del apartado anterior, pero como parte de su actividad física semanal, estos deben realizar ejercicios específicos para trabajar el equilibrio funcional y el entrenamiento de fuerza a una intensidad moderada a mayor, en tres o más días a la semana. Este tipo de ejercicios son excelentes para mejorar la capacidad funcional y así prevenir caídas".

Aunque siempre se ha dicho que nunca es tarde para empezar a hacer deporte, parece que ahora un estudio asegura que sí la hay. Una investigación reciente publicado en la revista Aging Cell asegura a que el ejercicio físico ayuda a retrasar la pérdida de las células motoras, y uno de los artífices, Casper Søndenbroe, cree que estas empiezan a desaparecer a partir de los 70 años, según asegura en el medio noruego Nettavisen.

Las células motoras son las neuronas responsables de transmitir señales desde el cerebro y la médula espinal hacia los músculos, permitiendo el movimiento voluntario. Con el envejecimiento, especialmente a partir de los 70 años, se produce una disminución en el número de estas células, lo que puede afectar la movilidad y la calidad de vida. La investigación enfatiza que el ejercicio puede retrasar este deterioro, ofreciendo una ventana de oportunidad para mantener la vitalidad en la tercera edad.

De acuerdo con el estudio, hay una evidente pérdida de fuerza muscular al envejecer debido a que hay algunas células nerviosas en la médula espinal que pueden morir durante el ejercicio. ''Los hallazgos de nuestro estudio indican que si comienzas a entrenar demasiado tarde en la vida, ya no podrás evitar que estas células nerviosas mueran'', resalta el investigador.

Aunque la pérdida de células motoras comienza alrededor de los 70 años, esto no implica que el ejercicio sea ineficaz o perjudicial después de esa edad. Todo lo contrario, mantenerse activo ayuda a mejorar la fuerza muscular, el equilibrio y la coordinación, fundamentales pasados los 65 años. No obstante, es necesario adaptar la actividad física a las capacidades y condiciones de cada individuo. 

Los científicos a cargo del estudio aseguran que la edad límite perfecta para empezar a entrenar, si no se ha hecho con anterioridad es antes de los 50, ''conviene correr, hacer ejercicio de fuerza o algo similar dos o tres veces por semana para contrarrestar eficazmente la pérdida de células nerviosas'', sugiere Søndenbroe. El experto asegura que llegada cierta edad también es muy importante trabajar la fuerza: ''Creo que especialmente aquellos que son un poco mayores se beneficiarán mucho de un entrenamiento un poco más basado en la fuerza, porque la fuerza muscular es muy importante cuando envejeces'', concluye.