Pensar como un filósofo griego para ser más feliz: "La clave está en aceptar los desacuerdos"
El psicoterapeuta Donald Robertson insta a recuperar el método de Sócrates en su nuevo libro, 'Piensa como un filósofo griego'
"Sócrates y los estoicos nos enseñan a mantener la cordura en un mundo de locos, y a convertirnos en parte de la solución y no del problema", explica el escritor
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La mayéutica, según definición de la RAE, es "el método socrático con que el maestro, mediante preguntas, va haciendo que el discípulo descubra nociones que en él estaban latentes". Básicamente, consiste en una invitación a pensar e investigar por uno mismo y explorar nuevas formas de abordar los problemas que se nos presentan. En un mundo obsesionado con la inmediatez y las respuestas automáticas, el escritor y psicoterapeuta cognitivo-conductual Donald Robertson defiende retomar el modelo de Sócrates, padrino de los estoicos, para descubrir el valor de la auténtica sabiduría y, de paso, ser más felices.
Después del éxito de 'Piensa como un emperador romano' (2024), Robertson nos anima a poner en duda nuestras creencias más arraigadas en 'Piensa como un filósofo griego' (Temas de hoy, 2025), un relato histórico que recupera las principales enseñanzas y diálogos del filósofo y los pone frente al espejo de la psicoterapia moderna para descubrir cómo pueden ayudarnos en la vida contemporánea.
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¿Por qué este es un buen momento para pensar como un filósofo griego?
Vivimos en una sociedad en la que las distintas profesiones y disciplinas se han ido especializando y fragmentando cada vez más. En el mundo antiguo, la filosofía y la psicoterapia no eran dos profesiones distintas, sino diferentes aspectos de un mismo campo. Una de las principales cosas que ganamos volviendo al pasado es la posibilidad de reparar esta fragmentación y restaurar una visión más unificada de la filosofía y la autoayuda, en la que nuestra filosofía sea terapéutica y nuestra autoayuda encaje en un marco que le dé un propósito y un significado más profundos.
También vivimos en la Era de la Información, en la que nos bombardean con mensajes, desde Internet y las redes sociales, que intentan influir en nuestras decisiones y decirnos lo que tenemos que pensar. La filosofía griega evolucionó hasta convertirse en una forma de contrarrestar la influencia de la retórica política, enseñando a la gente a pensar por sí misma, formulando preguntas y detectando contradicciones en las respuestas. Ahora que nos enfrentamos a una dramática escalada de la amenaza de la desinformación debido a los rápidos avances tecnológicos en las redes sociales y la inteligencia artificial, necesitamos un renacimiento del pensamiento crítico.
¿Qué pueden aportar la filosofía y los métodos de Sócrates a la vida contemporánea?
Todos podemos beneficiarnos de aprender a pensar. El método socrático nos ayuda a cuestionar las cosas con mayor profundidad, de una forma que puede protegernos contra la influencia de la retórica online. También puede ayudarnos a romper suposiciones rígidas y a adquirir lo que los psicólogos llaman hoy 'flexibilidad cognitiva', es decir, la capacidad de ver las cosas desde perspectivas alternativas y notar las excepciones a las reglas y definiciones que a veces damos por sentadas. Esto puede contribuir en gran medida al desarrollo de la resiliencia emocional y mejorar nuestra capacidad para hacer frente a la adversidad.
¿En qué se parece la Atenas de Sócrates al mundo moderno?
Según mi experiencia, lo que más llama la atención es que Sócrates vivía en una democracia incipiente, la primera del mundo. Sócrates fue testigo de su apogeo con Pericles y de cómo los demagogos hambrientos de poder explotaban las debilidades del sistema hasta desembocar en la guerra civil y el colapso total del sistema democrático en una oligarquía brutal llamada los Treinta Tiranos. Esto debería servirnos de advertencia. Cuando el debate político empezó a degenerar en insultos groseros y acusaciones de corrupción, Atenas perdió el rumbo. Las divisiones entre las distintas facciones políticas -denominadas Demócratas y Oligarcas- se hicieron más extremas.
Cuando estas facciones aparcaron brevemente sus diferencias y trabajaron juntas, la nación se hizo más fuerte. Sin embargo, las luchas políticas intestinas y las divisiones internas de Atenas acabaron por debilitar al Estado y contribuyeron a su caída y derrota final. Sus conquistadores, los espartanos, impusieron una junta controlada por oligarcas extremistas que ejecutaron a miles de sus propios ciudadanos atenienses en purgas y venganzas políticas. Lo que creo que podemos aprender de Atenas es que la retórica política tiende a exagerar nuestras diferencias políticas y, si no tenemos cuidado, puede llegar a dividirnos tanto que corremos el riesgo de socavar por completo el Estado.
La clave está en aprender a ser menos rígidos en nuestro pensamiento y más abiertos a diferentes perspectivas
En una época tan de opiniones tajantes y bandos polarizados, ¿el ‘solo sé que no sé nada’ podría ser un principio casi subversivo?
Creo que aún mejor sería tener una comprensión genuina de nuestras fortalezas y debilidades, especialmente de los límites de nuestro conocimiento e ignorancia. Eso es lo que Sócrates realmente quería que la gente comprendiera mediante el uso de su método filosófico. De hecho, él cree que éste es el fundamento de la verdadera sabiduría. Pero, ciertamente, darnos cuenta de que somos relativamente ignorantes sobre ciertos temas -ya sean las vacunas, o el cambio climático, los asuntos exteriores o la economía- puede ayudarnos a recuperar una saludable dosis de humildad intelectual, curiosidad y apertura mental. También puede ayudar a desactivar posibles conflictos.
La clave está en aprender a ser menos rígidos en nuestro pensamiento y más abiertos a diferentes perspectivas. En particular, reconociendo los pros y los contras de alguna idea, o las posibles excepciones a un supuesto general. En lugar de decir que la inmigración es buena o mala, por ejemplo, sería más sano y equilibrado enumerar los pros y los contras de la inmigración, o reconocer que hay ejemplos buenos y malos de inmigración.
¿Es posible desarrollar el pensamiento crítico en la era de la desinformación?
Así lo espero y así lo creo. Sin duda es más difícil en algunos aspectos, ya que ahora estamos directamente expuestos a enormes cantidades de desinformación y manipulación a través de las redes sociales. El desarrollo de la inteligencia artificial hace que esa amenaza sea potencialmente mucho más sofisticada.
Sin embargo, aún podemos aprender estrategias básicas de autodefensa socrática. Podemos aprender a observar nuestro propio pensamiento y darnos cuenta de cómo afecta a nuestras emociones y acciones. Podemos cuestionar nuestras propias suposiciones preguntando: "¿Dónde están las pruebas de eso?", "¿Estás seguro de que esa es toda la historia?" o "¿Cuáles son los pros y los contras de esa forma de ver las cosas?". Estas y muchas otras 'preguntas socráticas', del tipo de las que se utilizan en la terapia cognitiva moderna, quizá puedan ayudarnos a neutralizar los efectos de la desinformación, al menos hasta cierto punto.
¿Qué papel debería jugar el método socrático en el sistema educativo actual?
A muchos les parece una idea aterradora, pero, por supuesto, debemos enseñar a los niños a pensar por sí mismos. Puede que no estén de acuerdo con nosotros o que empiecen a cuestionar nuestra autoridad. Así que siempre habrá algunas personas, incluidos algunos profesores, que prefieran decirnos lo que tenemos que pensar. Sin embargo, si queremos que nuestros hijos prosperen y sean libres, tenemos que aprender a ser más tolerantes con el desacuerdo.
Desgraciadamente, esa no es la dirección en la que la política y las redes sociales nos están llevando ahora mismo, como sociedad. Tal vez primero tengamos que comprender los peligros de la intolerancia, y luego aprender a tolerar que nuestros hijos cuestionen nuestras suposiciones más preciadas y nuestros valores más arraigados.
Deberíamos pensar que los demás son el mejor espejo en el que ver los puntos fuertes y débiles de nuestro propio razonamiento
Tres directrices para pensar como Sócrates
En primer lugar, deberíamos seguir el ejemplo de Sócrates y dedicar más tiempo a hablar con otras personas sobre las cosas más importantes de la vida, siendo realmente inquisitivos sobre su razonamiento respecto a la naturaleza de la sabiduría, la definición de la justicia, el objetivo de la vida, etc. Deberíamos aceptar el desacuerdo, ser abiertos de mente. Debemos aceptar el desacuerdo, mantener la mente abierta. Sócrates llegó a decir que prefería perder un debate filosófico. El ganador no gana gran cosa, salvo quizá una ronda de aplausos, pero el perdedor tiene la oportunidad de adquirir conocimientos, quizá incluso algo de sabiduría, en la medida en que se corrigen sus falsas creencias. Deberíamos pensar que los demás son el mejor espejo en el que ver los puntos fuertes y débiles de nuestro propio razonamiento.
En segundo lugar, cuando otras personas no están disponibles, deberíamos entablar diálogos imaginarios con nosotros mismos, como si estuviéramos hablando con otra persona. Hoy sabemos que una técnica llamada illeísmo, que consiste en referirse a uno mismo como si fuera otra persona -utilizando su nombre y pronombres en tercera persona como él/ella-, puede ayudarnos a adquirir un punto de vista más objetivo con respecto a nuestro propio pensamiento, y a llegar a mejores soluciones para nuestros problemas en la vida.
En tercer lugar, practica la definición de tus valores fundamentales con palabras y pon a prueba esas definiciones buscando excepciones a las mismas. ¿Qué es la sabiduría? ¿Qué es prosperar? ¿Cómo podrían mejorarse esas definiciones? ¿Qué hay de confuso en ellas? ¿Qué pruebas hay en su contra? ¿Hay situaciones en las que esas definiciones ya no funcionan o no tienen sentido? ¿Cuáles son los pros y los contras de tu forma de ver las cosas? ¿Cómo podrían otras personas definir esos conceptos de forma diferente?
¿Qué haría Sócrates ante la cultura de la cancelación?
Algunos consideran a Sócrates una de las víctimas más famosas de la 'cultura de la cancelación' de la historia. Le obligaron a beber cicuta, en parte, porque hacía demasiadas preguntas y acusaciones contra él. Sin embargo, el filósofo estoico Epicteto, casi 500 años después, dijo a sus alumnos que lo principal que debían aprender de Sócrates era a evitar las disputas. Sócrates siempre fue muy educado. Evitaba insultar a la gente, incluso cuando eran muy groseros o, en algunos casos, incluso violentos con él. Cuestionaba a los poderosos y desafiaba los valores imperantes en su sociedad tan profundamente que es sorprendente que esperaran a que tuviera más de setenta años para ejecutarlo. Consiguió sobrepasar los límites y criticar a la élite durante tanto tiempo porque siempre mantuvo la calma, nunca se enfadó y siempre se centró en las cuestiones subyacentes, no en atacar el carácter de la persona con la que estaba hablando.
¿La filosofía estoica es de verdad la respuesta más útil ante las injusticias del día a día?
Yo creo que sí. No podemos combatir la injusticia con indignación. Eso sólo conduce a más injusticia y perpetúa un círculo vicioso de resentimiento, e incluso de venganza. Lo más necesario ante cualquier crisis, incluida la injusticia social, es mantener la calma y pensar racionalmente para encontrar la solución más viable. Sócrates y los estoicos nos enseñan a mantener la cordura en un mundo de locos, y a convertirnos en parte de la solución y no del problema.
¿Qué pensaría Sócrates del mundo actual?
A Sócrates le preocupaba que los libros nos volvieran estúpidos. Veía que la gente asistía a conferencias y leía libros, y luego se limitaba a repetir lo que había oído o leído, como un loro, sin entenderlo realmente. Así es como obtenemos opiniones: apariencia de conocimiento en lugar de conocimiento real. Hoy preocupa que la inteligencia artificial pueda conducir a un problema similar. Podemos caer en la tentación de delegar nuestro pensamiento en las máquinas. En lugar de utilizar la IA para poner a prueba nuestro pensamiento, pidiéndole que demuestre que estamos equivocados, y debatir con ella, para perfeccionar nuestras habilidades cognitivas, podemos simplemente volvernos perezosos y pedirle a la IA que nos diga lo que tenemos que pensar.
Sócrates, en cuanto saliera de su máquina del tiempo, diría, creo, que la temida catástrofe ya ha ocurrido. Ya nos hemos vuelto muy dependientes de aprender las opiniones de los demás en lugar de adquirir conocimientos genuinos, aprendiendo a pensar por nosotros mismos. Quizá nuestro declive se aceleró tras la invención de la imprenta de Gutenberg. Nos convertimos en consumidores más voraces de opiniones. Creo que Sócrates vería a los hombres y mujeres modernos como drogadictos o alcohólicos, intoxicados por su consumo de opiniones ajenas - leyendo libros, viendo Youtube, escuchando podcasts, etc, pero carentes de la capacidad de pensar por nosotros mismos y razonar con claridad.