Sabemos que los hijos vienen sin manual de instrucciones, pero la mayoría de los padres no abandonan la idea de ser mejor educadores. Por ello, muchos expertos han dedicado su vida profesional a tratar de armar algo parecido a esa guía que pueda orientar a los progenitores en los momentos más difíciles de la crianza. Javier Urra (Estella, 1957) es una de esas personas. Doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud, es Académico de Número de la Academia de Psicología de España y profesor en el Centro Universitario Cardenal Cisneros, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid. Primer Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid (1996-2001) y presidente de la Red Europea de Defensores del Menor, cargo desde el cual impulsó la defensa de los derechos de la infancia, su trayectoria abarca desde su labor como psicólogo forense en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia hasta su papel como director clínico de Recurra-GINSO. Además, también es embajador de la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica.
Autor de más de 80 obras, es artífice de libros tan influyentes como 'El pequeño dictador crece', un referente en temas de educación, salud mental y ética profesional, tanto en el ámbito nacional como internacional. Hoy, llega a Uppers para presentar 'Hijos: manual de uso' (Desclée de Brouwe), una guía esencial para quienes desean comprender y enfrentar los desafíos de la paternidad en un mundo en constante transformación. Urra ofrece una brújula única que no solo identifica los riesgos que amenazan a niños y jóvenes, sino que también proporciona herramientas claras para prevenir y acompañar su desarrollo. Con un lenguaje accesible, esta obra invita a toda la familia y a la sociedad a reflexionar y actuar en favor del bienestar de los más vulnerables: nuestros hijos.
¿Qué has querido mostrar con la publicación de este libro?
Que hay aspectos que debemos prevenir y que son muy específicos y que sabemos cómo hacerlo. Y evitar el miedo generalizado, que no tiene ningún sentido. Trasladar todo el conocimiento sobre la niñez la adolescencia y la juventud aprendida generación tras generación desde el contacto directo y el estudio.
La vocación de este libro es claramente práctica...
Hace falta saber de psicología social, de psicología clínica de psicología evolutiva, de discernimiento para educar correctamente y es lo que el texto de 'Hijos: prevención de riesgos' aporta. Esto es como si queremos preparar un buen bacalao ajoarriero: haremos bien en escuchar a Carlos Arguiñano y luego nosotros le daremos ese toque personal, pero el concepto, la estructura, los tiempos y los ingredientes nos los tiene que transmitir un experto.
Como experto, en tu guía afirmas que los padres se enfrentan a distintos desafíos. ¿Son diferentes respecto a otras épocas?
Algunos sí. Pensemos en las redes sociales y el contacto que los niños tienen o pueden tener con pornografía violenta, con páginas pro trastornos alimentarios; bandas; sectas; ideas autolesivas... También señalo en detalle aspectos fundamentales referidos a la desesperanza, a la depresión, a la escasez de objetivos y metas. De la misma manera, analizo aspectos que antes no se han abordado que se refieren a los miedos de cambio de clima y del futuro del planeta.
¿Para ti, cuál de esos retos es el más significativo?
De todos los retos, el más significativo para los padres, para los abuelos, para los educadores es transmitir amor y seguridad. Es fortalecer el carácter del hijo para afrontar la vida planteándose dar más que recibir. Y no pidiéndole a la vida más de lo que esta puede dar. ¿Qué es fundamental? El diálogo, los amigos sanos, actividades interesantes en el tiempo de ocio como son los campamentos, participación en orquestas, en actividades teatrales, en un club deportivo… Y, desde luego, enseñar gratitud y transmitir sentido del humor.
Insistes mucho en la prevención. ¿Cómo hay que actuar ante un posible abuso de pantallas?
Con horarios pactados y hechos-realidad que se entrelazan con otras actividades presenciales, cara a cara, atractivas.
¿La falta de lectura?
Que nos vean leyendo, que les regalemos cuentos desde niños y libros de aventuras atractivos, que comentemos lo leído, que hagamos realidad, por ejemplo, una visita a un castillo, que incentivemos su imaginación, que nos guste que escriban.
Los malos hábitos en el sueño causan estragos. ¿Se pueden prevenir?
El tema de los hábitos como su nombre indica es el establecer criterios y hacer que se cumplan. Debemos establecer un horario de acostarse, horario de levantarse y desde luego no llevarse el teléfono o similar a la cama. El ser humano, y más los niños, requieren de hábitos de normas que estabilizan fisiológica y emocionalmente.
¿Cómo podemos evitar la tendencia a la procrastinación?
Los niños tienen que ver que hacemos todo desde el primer momento y que les exigimos que ellos también lo hagan. Pensemos en recoger los juguetes, en lavarse las manos, los dientes… pero también, por ejemplo, recoger el belén o el árbol de Navidad. Traslademos el criterio de que cuesta lo mismo hacerlo ahora, que mañana y el haberlo hecho nos descansa mentalmente.
Existe una tendencia a no respetar los límites en el entorno familiar, educativo o entre los propios iguales. ¿Podemos evitar que esto suceda?
Eso no es una tendencia, es una forma de conducirse porque los adultos no imponen las normas y no se incluye la sanción como parte de la educación. Veamos que hay niños que se comportan de manera muy diferente en el hogar y en otros entornos. Cuestionar la figura de los padres o de los adultos significativos es algo inaceptable. Hay que enseñar a respetarse a uno mismo, a respetar a los demás y, obviamente, a los adultos, lo que se incrementa con las figuras de los tutores, los profesores, los miembros de las Fuerzas de Seguridad o de la Justicia. Pero ya digo debe de incorporarse esa forma de actuar desde la más corta edad. No dejemos pasar el tiempo. Acontece como con los incendios: muy fáciles de abordar cuando salta una chispa y muy complicado cuando ha prendido el bosque.
¿Cómo podemos mantener el delicado equilibrio entre la intimidad de los hijos adolescentes, el hecho de que vayan construyendo su independencia, y los límites de la convivencia acordados en cada familia?
No es tan difícil. Primero, lean este libro. Lo deja muy claro. En segundo lugar, la intimidad, la dignidad, el honor de todo ciudadano y también de un alumno o de un hijo debe preservarse siempre y cuando no entendamos los adultos que se pone o se pone a otros en riesgo. No nos posicionemos desde la dificultad porque no es tal. Muchísimas familias hemos educado bien y hemos disfrutado haciéndolo.
Cinco pautas para educar sin riesgos.
Cinco cosas que debemos evitar.