Andrea Aguilar, terapeuta sexual: "Todas las mujeres somos multiorgásmicas"
Muchas mujeres viven el sexo y el orgasmo como un tabú, por eso esta terapeuta sexual ha escrito un libro para desestigmatizarlo
La principal fuente de preocupación de las mujeres que acuden a su consulta es la imposibilidad de alcanzar el orgasmo
Hablar con naturalidad sobre sexualidad puede resolver muchos problemas
La sexualidad femenina no ocupa portadas de periódico, ni lo ha hecho nunca. Se ha vivido siempre desde la trastienda, algo de lo que no se habla, ni siquiera con amigas ni con la pareja. Esa falta de comunicación, de llevar en silencio dudas y problemas sexuales nos ha llevado a la soledad y a no poder disfrutar del sexo, a no tener placer ni considerlo como algo de vital importancia. Pero el placer es de cada uno, y es una función tan poderosa como saludable de nuestro cuerpo.
Sobre ello habla, la terapeuta sexual, Andrea Aguilar quien ha escrito ‘Mujer orgásmica’ (editorial Lunwerg), una de las poquísimas guías en España que hablan sobre el placer y el orgasmo femenino. La autora, tras explicar que no alcanzó su primer orgasmo hasta los 34 años, ha tratado a numerosas mujeres con problemas sexuales. Charlamos con ella para saber cómo pasar de una sexualidad genital a una sexualidad más energética y expansiva, a través de la respiración, el movimiento y la voz, las tres claves para expandir el placer.
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Pregunta: ¿Cuáles son los principales problemas que te encuentras como terapeuta sexual cuando tratas con mujeres?
Respuesta: El principal problema por el que llegan a mí es por la dificultad para tener orgasmos (a veces es una dificultad generalizada, a veces solo es en pareja), porque yo me dedico justamente a eso, a ayudar a las mujeres a ser más orgásmicas. Y también llegan a mí muchas mujeres con ganas de reconectar con su sexualidad, de explorar más allá de lo que han conocido como placer hasta ahora. Los otros dos problemas más comunes por los que se llega a terapia son la falta de lívido y el dolor en la vagina.
P: Actualmente las mujeres se están desarrollándose en un mundo donde no hay tanto tabú con la sexualidad, pero la mayoría de las generaciones anteriores han sido criadas en el secretismo y en la negación del placer. ¿Cómo se rompe con todo eso? ¿O cómo se empieza a romper después de tantos años viviendo una sexualidad silenciosa.
R: Ya lo estamos haciendo. Se rompe aquí hablando en esta entrevista. Se rompe cada vez que con tus amigas hablas con naturalidad y verdad sobre los problemas que tienes. Se rompe leyendo un libro y recomendándolo. A nosotras las mujeres nos encanta hablar, y nos lo contamos todo, con las amigas y parejas, nos resulta natural compartir. ¿Por qué con el sexo no lo hemos hecho? La razón por la que ha habido tanto silencio en torno a la sexualidad es porque tiene una carga muy grande de vergüenza. Y ese silencio provoca soledad. Cada una se siente sola en su experiencia, sintiendo que solo ella tiene ese problema o ese reto. Cuando en realidad nuestras experiencias son muy parecidas. Algo que a mí me han dicho muchas veces es que escucharme hablar con naturalidad de mi historia y de sexualidad de la forma que lo hago, es sanador. Y eso que hago yo, lo podemos hacer todas compartiendo con todas las mujeres que nos rodean.
P: En tu libro propones pasar de una sexualidad genital a una sexualidad más energética. ¿Podrías explicarnos mejor cómo es ese tránsito y por qué es tan importante para la mujer?
R: La sexualidad que nos han enseñado está muy centrada en lo genital: pene-clítoris-vagina, y eso hace que se ponga excesivo foco en cómo responden los genitales. Pero la experiencia sexual va mucho más allá. Con la estimulación sentimos calor y excitación en nuestros genitales, y ese calor es energía que enciende tu cuerpo. Cuando ponemos el foco en esa energía, en las sensaciones, y dejamos que esa energía circule por todo el cuerpo, el placer se expande y nos volvemos mucho más orgásmicas. Para pasar de lo genital a lo energético se trata de poner el foco en lo que es más sutil, en las sensaciones, y dejar que se hagan grandes. Todas las experiencias son placenteras, y todas son válidas, pero si solo nos quedamos con lo genital nos estamos perdiendo un placer maravilloso que está disponible para nosotras.
P: ¿Por qué la mujer se niega al placer?
R: Yo no diría que “se niega” el placer, pero seguramente la razón por la que más lo paramos es por el vértigo que da soltar el control, entregarse, rendirse. En francés dicen que el orgasmo es “la petite mort” que es la pequeña muerte, y te dejas caer en ese lugar desconocido, y esto puede poner el cuerpo en alerta. Por eso muchas veces, por ejemplo, queremos sentir más placer y cuando lo estamos sintiendo, decimos “para, para, para, no puedo más”. Y esta es la gran paradoja. Para soltar el control y que los orgasmos lleguen con más facilidad, de nuevo estar relajada y enseñarle al cuerpo que el placer es seguro.
P: ¿Cómo podemos ser mujeres más orgásmicas? ¿Cuál es el secreto?
R: La clave es relajarnos. A diferencia del sexo tan tensionado que hemos acostumbrado a ver en películas, lo que en realidad necesitamos es que el cuerpo esté aflojado. Y para relajarnos necesitamos sentirnos seguras, eso es clave para el placer. Seguras, por supuesto físicamente, pero me refiero, sobre todo, emocionalmente. A veces por experiencias que hemos tenido, o memorias que también pueden ser de la sociedad, en nuestro inconsciente hay mensajes grabados de que el sexo es peligroso, y entonces al tener sexo el cuerpo se contrae, el sistema nervioso entra en alerta y el placer se corta. Necesitamos sentirnos seguras y que nuestro sistema nervioso esté regulado, para poder relajarnos en la intensidad de la excitación y dejarnos tomar por el placer.
P: Tal y como explicas en el libro hay mujeres que no llegan al orgasmo hasta la mediana edad. ¿Por qué no se llega al orgasmo?
R: La dificultad para llegar al orgasmo es una mezcla de no conocer bien nuestro cuerpo y cómo funciona, básicamente porque no nos lo explicaron bien; junto con mucha tensión interna en el cuerpo, casi siempre inconsciente. Te pongo un ejemplo de la explicación de la tensión: el orgasmo es un acto reflejo, como el de la pierna que salta cuando te dan un golpe en la rodilla. Si tú haces tensión en la pierna, por mucho que te den el golpe la pierna no salta. Pues con el orgasmo lo mismo, por mucho que te estén estimulando de la mejor manera, si el cuerpo está internamente en contracción, el orgasmo no llega.
P: ¿Qué pasa, entonces?
R: Cuando a alguien le cuesta tener orgasmos de forma repetitiva, quiere decir que cuando se excita su cuerpo internamente se contrae, es como si entrara en modo de protección. Y si eso ocurre repetidamente, acostumbra a ser algo inconsciente, es decir algo que la persona no puede explicar racionalmente. Venimos de generaciones de abuso a la mujer, y eso está grabado en nuestros cuerpos de forma más profunda de lo que imaginamos, y emerge cuando tenemos sexo que es algo tan animal e instintivo.
P: ¿Qué puede hacer en este sentido el Tantra y el Tao? Tú explicas que pueden ser de gran ayuda en tu libro…
R: Son vías espirituales muy antiguas, que lo que tienen en común es que no niegan el sexo y la energía sexual como parte del camino a la iluminación. El Tantra no va de sexo, es una vía mística espiritual, pero te dice que una de las formas de meditar y estar en presencia plena es convertir el sexo en una meditación. Y nos invita a conectar el sexo con el corazón, porque solo una sexualidad conectada con el corazón nos eleva. El Tao viene de la antigua China, conectado con la medicina china, y lo que te dice es que moviendo tu energía sexual vas a estar más jovial, vital y radiante, y hablan del poder sanador de nuestra energía sexual.
P: ¿Cómo podemos usarlas para sentir más placer?
R: Las prácticas del Tantra y el Tao nos enseñan a mover la energía, a sentir el cuerpo y a estar en presencia, lo que nos ayuda a gozar mucho más. Para el Tantra, las tres claves para expandir el placer, es decir para que la energía y la excitación se expandan en el cuerpo son: respiración, movimiento, voz. Si cuando estás teniendo sexo te sientes estancada y que se corta el placer, normalmente si te fijas estarás rígida o has dejado de respirar. Pon en marcha una de las tres: respira, da movimiento a tu cuerpo, o saca la voz, y con eso permites que el placer circule de nuevo.
P: ¿Por qué no deberíamos fingir más orgasmos las mujeres?
R: Fingir es una mentira, es engañar. Se hace con un buen propósito, ya sea para hacer sentir bien a la pareja, o ya sea para una misma, para lograr que se acabe ya. Y se basa en la premisa de que si no hay orgasmo el sexo no ha sido válido y a veces para evitar la pregunta esa de “¿pero has llegado?”. Esta pregunta debemos hacer que desaparezca porque no ha ayudado a nadie a tener orgasmos. Aunque puede tener la buena intención de hacer sentir bien a la pareja y, por lo tanto, uniros, en realidad os separa. Porque energéticamente lo sentimos. Y lo que se siente es insatisfacción. En lugar de fingir, exagera. Exagerar está basado en una verdad. Y con la actitud puedes convertir una pequeña sensación placentera en mucho más grande.
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