El sofá perfecto para nuestro salón no siempre es sencillo de encontrar, que encaje en el espacio que tenemos, que resulte cómodo y siga la estética del resto de la estancia. Por eso, cuando damos con él, cuidarlo se convierte en algo esencial para evitar que un desgaste prematuro nos impida echarnos esas reconfortantes siestas o acurrucarnos en nuestro rincón para ver una película con palomitas y bajo una manta.
Una buena limpieza es esencial para que el sofá luzca como nuevo y tampoco se descarta que, de vez en cuando, tengamos que ahuecar los cojines del asiento y el respaldo e incluso rellenarlos para que sigan siendo cómodos, pero una vez que el sofá pierde el color por el paso del tiempo y el desgaste por el uso, comienzan los problemas que pueden hacer que incluso nos planteemos cambiarlo.
Si es lo adecuado o nos apetece, ningún problema, cambiar el sofá puede ser un cambio radical para la estancia que en ocasiones merece la pena. Sin embargo, si todavía no estamos preparados para despedirnos de nuestro sofá y menos por un motivo tan banal como haber perdido su color, siempre podemos poner en práctica algunos trucos que nos ayudan a recuperarlo.
Cómo recuperar el color de un sofá de tela, 4 trucos para que se vea como nuevo otra vez
No es nada sencillo conseguir que el color perdido vuelva, pero hay algunos trucos que se pueden poner en práctica antes de optar por las soluciones más drásticas:
Un truco para que el color vuelva en la ropa oscura desgastada por el uso es dejar reposar por cinco minutos una infusión de té negro con dos tazas de vinagre blanco y cinco cucharadas de sal gruesa, después solo hay que dejar las prendas en remojo durante un par de horas, lavarlas con agua fría y dejarlas secar a la sombra. Si nuestro sofá nos ofrece la posibilidad de sacar las fundas, esta puede ser una opción.
Si el color que queremos que vuelva es el blanco, porque con el uso se ha ido quedando grisáceo, lo mejor es apostar por el amoniaco. Eso sí, siempre mejor en un lugar bien ventilado y haciendo una prueba en una zona no visible del sofá, para asegurarnos de que la tela no se estropea con este producto. Tras aspirar el sofá, mezcla agua tibia con amoniaco y aplica con una esponja o un cepillo suave. Deja actuar unos minutos y retira con un trapo húmedo.
En los casos más extremos, puede que lo mejor sea buscar algún producto que pueda ayudarnos, como los restauradores del color, que pueden aplicarse en spray, siempre escogiendo el color adecuado y siguiendo las indicaciones del fabricante.
La última de las opciones es también la más radical, porque en caso de ser incapaces de recuperar el color que siempre ha tenido el sofá, se puede usar tinte para tejidos, específico para tapicerías, lo que puede darle una nueva vida a nuestro sofá y, si nos sentimos atrevidos, también puede ser una vida completamente diferente, si escogemos un color nuevo.