El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero ha anunciado este viernes un adelanto electoral después de haber defendido, durante meses, que agotarla sería una señal de estabilidad política y económica. Una vez culminadas las reformas que se había marcado como imprescindibles --en especial la de las pensiones--, Zapatero ha cedido ante quienes defienden que no hay motivos para alargarla y le ha ahorrado al PSOE el desgaste que supondría negociar unos Presupuestos Generales del Estado (PGE) muy restrictivos.
En el seno del PSOE tildan hoy de "generoso" y "honrado" a Zapatero, por no insistir en agotar su mandato y dejar paso a otro Gobierno con un mandato de cuatro años. "Si hay que hacer nuevas políticas de ajuste, que las haga un nuevo Gobierno, con un mandato y con proyectos a largo plazo", resume uno de los consultados por Europa Press, convencido de que "hay partido".
Los socialistas sostienen que un adelanto menor como es éste, de apenas cinco meses, no será trascendente para las perspectivas electorales del candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, ni para consolidar ese "cambio de tendencia" que ven en la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en la que el PSOE ha recortado tres puntos al PP en intención de voto.
Sin embargo, distintos dirigentes apuntan unánimemente que el motivo clave para no agotar la legislatura ha sido no embarcar al Gobierno en la elaboración de unos Presupuesto que deberán ser muy restrictivos y desgastarán aún más al PSOE, para que después, según apuntan las encuestas, sea el PP quien los gestione.
Presentar los Presupuestos necesarios para cumplir los compromisos de déficit, arguyen los consultados, puede chocar con las ofertas electorales de Rubalcaba, obligar a hacer cesiones importantes al PNV para recabar su apoyo y, además, siempre existe el riesgo de que no se aprueben y el Gobierno sea vea finalmente forzado a adelantar los comicios en una situación aún peor.
Según algunas fuentes, ayer jueves sólo estaba en cuestión si Zapatero desvelaría hoy su decisión o esperaría hasta septiembre, y si finalmente lo ha hecho ha sido precisamente para que los Ministerios no se pongan a trabajar en las cuentas públicas.
NO HABÍA UNANIMIDAD
No obstante, lo cierto es que en los órganos de dirección del PSOE ha habido distintas opiniones sobre lo que más convenía al partido. A favor del adelanto jugaban el motivo Presupuestario y la ligera mejora de los indicadores de empleo. En contra, el criterio de responsabilidad para dotar al país de unas cuentas públicas que le den estabilidad en 2012 y el dar tiempo a los gobiernos autonómicos del PP para que también adopten medidas impopulares y emplearlo como arma electoral en las generales.
Sin embargo, el 22-M los socialistas vieron que los ciudadanos no les premiaron su "responsabilidad" y, además, ven endeble la posibilidad de rentabilizar los 'tijeretazos' autonómicos del PP, convencidos de que de aquí a marzo seguirían culpando de ellos a Zapatero.
Con esta perspectiva, hay quien sí ve un factor positivo para el PSOE en el anuncio electoral: "A partir de ahora el debate se va a centrar en las propuestas de unos y otros, se acabó la broma de la demagogia del PP y de Mariano Rajoy de echar la culpa de todo a Zapatero".
LAS REFORMAS ESTÁN HECHAS
Por otro lado, muchos no veían la necesidad de aguantar hasta el último momento una vez hechas las reformas clave y así lo han expresado, por ejemplo, en las reuniones del Grupo Parlamentario y del Comité Federal. Los consultados apuntan que el propio Zapatero compartía la necesidad del adelanto desde hace tiempo --así lo ha dicho hoy él mismo-- pero que simplemente no podía desvelarlo en público.
Y además, con las elecciones anunciadas, Zapatero pasará definitivamente a un segundo plano y todo el foco estará puesto en Rubalcaba, una estrategia que conviene al PSOE porque el candidato está mucho mejor valorado que la marca, y que el presidente del Gobierno. Según el último CIS, un 31 por ciento de los electores confía mucho o bastante en Rubalcaba, un 19,8 por ciento en Rajoy y un 17,2 por ciento en Zapatero.
El presidente ha asumido la situación y ha pasado a un segundo plano en todo lo relativo al partido, haciendo que ni siquiera haya una situación de bicefalia, puesto que todo el poder de decisión es ya de Rubalcaba. El anuncio del jefe del Ejecutivo se ha producido precisamente cuando el candidato y el partido tienen ya bien engrasada la maquinaria electoral.
REMONTADA DEL 22-M AL 20-N
Así las cosas, a muchos socialistas sólo les ha sorprendido hoy que los comicios vayan a ser el 20 de noviembre y no el 27, como inicialmente se había barajado. El 20 de noviembre evitará que la sesión de investidura del próximo presidente del Gobierno sea en plenas Navidades.
Zapatero ha dejado claro que para él el 20N, aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco, no tiene simbolismo alguno, pero en el PSOE creen que puede ayudar a recordar a algunos la importancia de la democracia y animarles a ir a votar, sea al partido que sea.
Eso sí, los socialistas están animados con el último CIS y creen que desde la debacle del 22-M sus resultados sólo pueden mejorar. Es más, confían en que los electores de izquierda que se quedaron en casa o que decidieron castigar al PSOE pueden pensar ahora que 'se pasaron de frenada' y no quieran dar al PP todo el poder institucional llevándole también a la Moncloa.