La violencia de género digital se multiplica: "Sabía qué hacía, qué ropa llevaba, me estaba volviendo loca"
Stop Violencia de Género Digital cree que las denuncias no llegan al 10 por ciento de los casos reales
Pueden conllevar condenas de hasta 7 años de cárcel
"Sabía siempre lo que hacía, con quién hablaba y hasta la ropa que llevaba, un infierno"
La violencia de género digital es una realidad. Se trata de mujeres que son víctimas de un control extremo por parte de sus maltratadores a través de aplicaciones maliciosas en sus teléfonos. Leen sus mensajes, escuchan sus conversaciones y las tienen en todo momento geolocalizadas. Una nueva forma de violencia que se ha multiplicado con la aparición de software espía, una herramienta de control y acoso contra las mujeres, que están siendo vigiladas y espiadas de forma remota y silenciosa. Informativos Telecinco habla con algunas de los que han sufrido este acoso que en nada es naif. "Sabía siempre lo que hacía, con quién hablaba y hasta la ropa que llevaba, me estaba volviendo loca", confiesa una de ellas.
Stalkerware, una nueva forma de abuso que crece
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Conocido técnicamente como “stalkerware“, esta forma de abuso consiste en instalar en el teléfono o tableta de la víctima, sin su consentimiento, un programa que permite espiar y rastrear todos sus movimientos e interacciones -vídeos, fotos, mensajería, geolocalización o redes sociales-.
Algunos de los gigantes tecnológicos, como Google o Apple, han retirado ya de sus “tiendas” o servidores las aplicaciones de “programas espía”, aunque los expertos han asegurado que son muy fáciles de conseguir en otras plataformas y que algunos móviles las llevan incluso preinstaladas, y la Unión Europa ha puesto en marcha un proyecto (denominado “DeStalk”) para combatir esta forma de abuso.
Estos programas funcionan de forma invisible y ningún icono revela su instalación, según los expertos consultados por EFE, que han alertado de que esta forma de abuso se suele pasar por alto en el trabajo diario contra la violencia machista y en los programas de tratamiento de los agresores o en los servicios de apoyo a las víctimas.
Entre las iniciativas que se han activado para luchar contra esta forma de violencia silenciosa destaca, además del proyecto “DeStalk” de la UE, la Coalición contra el Stalkerware, a la que se han adherido ya treinta asociaciones, empresas y organismos para unir a organizaciones que trabajan contra la violencia machista y al sector que se dedica a garantizar la seguridad en el campo de la tecnología de la información.
Los efectos para las víctimas son devastadores y se denuncia poco
Abogados, asociaciones de mujeres contra la violencia y empresas de ciberseguridad han advertido de los efectos “devastadores” que este tipo de acoso causa sobre las víctimas, que pueden llegar a no sentirse ni libres ni seguras en ningún lugar mientras los agresores potencian una sensación de omnipresencia.
Encarna Iglesias, presidenta de la organización Stop Violencia de Género Digital, subraya la importancia de difundir y denunciar la existencia de esta forma de violencia, que es un delito punible con hasta 7 años de cárcel, y ha advertido del daño que sufren las mujeres cuando son insultadas, amenazadas o coaccionadas a través de estos métodos.
En declaraciones a EFE, Iglesias se refiere a las “terroríficas” noticias sobre violencia machista de las últimas semanas y asegura que en todos los casos había antecedentes de “violencia digital” que no se habían tenido en cuenta. Incide en la importancia de que las víctimas de esta forma de violencia conozcan algunas pautas para protegerse en las redes y naveguen de una forma segura por internet, en el daño que causa estar en alerta permanentemente cuando una víctima sabe o siente que la están espiando de una forma constante, y en el uso que muchos maltratadores y acosadores hacen de la información que obtienen de esa manera.
La abogada Susana González, especialista en ciberseguridad, recuerda que este tipo de software “espía” se concibió inicialmente como un programa de control parental, pero ha derivado en que cualquiera pueda instalarlo en el móvil de otra persona para espiarla, violando así su intimidad. Y señala a EFE que el derecho a la intimidad está protegido en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE como “irrenunciable” y en el caso de España en la Constitución y castigado en el Código Penal con penas de prisión de hasta cuatro años. Durante los últimos años las denuncias por ciberacoso a través de este tipo de programas se han multiplicado, asegura la abogada, quien alerta de que son además la base que usan los acosadores y maltratadores para obtener información, para extorsionar y en algunos casos “para pasar a la violencia física”.
Aunque ha crecido el número de denuncias, la organización Stop Violencia de Género Digital calcula que éstas no llegan al 10 por ciento de los casos que existen en realidad y ha observado que no existen datos oficiales al respecto. El experto en ciberseguridad Daniel Creus, de la multinacional del sector de la ciberseguridad Kaspersky, observa que ese tipo de programas se suelen “disfrazar” como “control parental” o como herramienta antirrobo para el móvil, y alerta de que aunque muchas “tiendas” oficiales ya los han prohibido es todavía muy fácil adquirirlos e instalarlos.
Creus incide, en declaraciones a EFE, en la importancia de que todos los profesionales que trabajan en este ámbito y las víctimas conozcan esta realidad y aprendan a reconocer las señales que pueden permitir saber que ese “espía” está instalado en el móvil o en la tableta aunque generalmente trabaje de un modo invisible. De hecho, algunas empresas han desarrollado ya aplicaciones gratuitas o funciones que alertan a los usuarios de que ese tipo de software espías se han instalado en su dispositivo y trabajan con las autoridades o con las instituciones para formar a los profesionales ante el aumento de los casos de “stalkerware”.