La tendencia llega desde Europa y ahora resuena con fuerza también en España: la imposición de toques de queda para intentar frenar la escalada de los contagios de coronavirus en la segunda ola es una opción que ya ni siquiera el Gobierno descarta después de que la Comunidad de Madrid haya puesto esta posibilidad sobre la mesa.
El Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez está dispuesto a estudiarlo, pero Salvador Illa, Ministro de Sanidad, ya ha advertido a navegantes: es necesario un estado de alarma para imponer el toque de queda.
La medida, de materializarse, impediría circular por la calle a partir de cierta hora, algo que ya sucede, por ejemplo, en nueve ciudades de la vecina Francia, incluido en París. Según el Gobierno regional presidido por Isabel Díaz Ayuso, en cuanto cierran los bares se multiplican los botellones y las fiestas ilegales, lo que contribuye al aumento de los contagios. Por eso, consideran que con un toque de queda pleno se pondría todavía más cerco a este tipo de conductas irresponsables e insolidarias de cara a frenar la transmisión del coronavirus.
“Permitiría que en determinadas horas del día no haya ningún tipo de movilidad”, ha dicho el consejero de Sanidad madrileño, Enrique Ruiz Escudero, partidario de restricciones encaminadas a reducir los desplazamientos. No obstante, como advertía Illa, ha precisado que “para hacerlo hay que tener una cobertura legal que no tiene la comunidad autónoma”. “Tendría que ser una decisión del Gobierno de España. Una decisión que no veríamos mal. No sería de aplicación solo en la Comunidad de Madrid, sería de aplicación a toda España”, ha dicho, abriendo la veda al debate sobre esta propuesta, que tendrá su epicentro este jueves en el marco del Consejo Interterritorial de Salud.
De momento, entre tanto, ya han tomado posiciones varios presidentes y portavoces autonómicos, reflejando una disparidad de opinión. Así, algunos la han recibido con incredulidad y sorpresa: “Al final vamos a terminar todos mareados”, ha dicho Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, mientras su homólogo en Aragón, Javier Lambán, advierte que “uno no vive para asimilar sorpresas”. “Yo todavía no lo he asimilado”, ha asegurado. Y es que cada comunidad tiene sus propias medidas contra el virus y algunos presidentes no ven nada claro sumarle el toque de queda.
“A mí desde luego no me gustaría sumarme a una enorme situación de confusión que existe en nuestro país. Lo primero que tenemos que saber es qué se entiende por toque de queda”, ha dicho el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo
Mientras, desde el otro lado, la Generalitat valenciana está precisamente estudiando la posibilidad de pedir decretar dicho toque de queda en la Comunidad Valenciana debido a la mala evolución de la pandemia, que ha dejado 1.318 nuevos casos según el último balance, lo que constituye la cifra más alta registrada en un solo día desde el inicio de la crisis sanitaria.
Esta opción, han explicado, surge tras un encuentro entre el presidente Ximo Puig y la consejera de Sanidad Universal, Ana Barceló, para analizar los datos del último informe epidemiológico. Se ha puesto sobre la mesa, explican, “como una posibilidad más”, aunque no se ha concretado nada más al respecto.
Así las cosas, con este panorama habrá que esperar aún al Consejo Interterritorial de Salud de este jueves para conocer avances al respecto. En lo que sí coinciden, aparentemente, es en que se han de aplicar medidas contundentes a nivel nacional para frenar la creciente ola de contagios.