El presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), Ricard Ferrer, considera que las comunidades han sido "muy reticentes" a la hora de tomar medidas adicionales por la Navidad y opina que lo que está pasando ahora con la tercera ola del coronavirus "era muy previsible".
Ferrer se expresa de esta manera en una entrevista con Efe en la que augura que el sistema sanitario estará tensionado "seguro" hasta el verano pero no es partidario del confinamiento domiciliario hoy por hoy: "No hace falta cerrar a la gente en casa, lo que hace falta es respetar los protocolos, las normas y las indicaciones".
Afirma que no es epidemiólogo y que desconoce el impacto real de algunas medidas pero insiste en que no ve muy claro "cerrarnos todos en casa, siempre y cuando sigamos con los protocolos bien ejecutados"
A su juicio quedan dos o tres semanas de subida de casos como consecuencia de unas medidas "que han venido con retraso" porque "se han priorizado" las navidades y "ahora toca" afrontar ese incremento de actividad.
Y es que para Ferrer, las comunidades "han sido muy reticentes para tomar medidas adicionales por la Navidad" y lo que está pasando como consecuencia, recalca, "era muy previsible"; no obstante, apunta que las restricciones que están adoptando ahora las autonomías "ya está en la línea de lo que pedimos".
Sí que los tiempos de respuesta deberían "ser más ágiles", en opinión de Ferrer, porque esta tercera ola al haber retrasado por la Navidad la toma de decisiones "va a tener un mayor impacto del que debía haber tenido".
El efecto del aumento de las restricciones de las autonomías no se verá hasta dentro de unas dos o tres semanas y luego las bajadas de contagios "son lentísimas": "El día que llegue el pico no se ha acabado la situación", destaca el intensivista, que augura una situación "complicada" en las ucis durante todo el mes de febrero.
"Queda un esfuerzo muy grande durante estos dos meses", asevera Ferrer y no tiene ninguna duda de que cuando se doblegue esta tercera ola, se volverá a desconfinar y vendrán otras sucesivas, con la esperanza, señala, de que tengan menor impacto gracias a que sepamos contenerlas mejor y parte de la población esté ya inmunizada con la vacuna.
Así, mantiene que las olas "nos van a seguir tensionando el sistema sanitario hasta verano seguro y probablemente después serán cada vez más aplanadas posibles" porque "vamos todos aprendiendo y los protocolos son exquisitos vayamos donde vayamos".
Por eso, afirma que no podemos estar siempre "en este juego de las medidas de confinamiento y la población inmunizada", porque "no nos podemos permitir como país mantener una situación como la que estamos ahora".
"No me quiero hacer ilusiones de que en marzo o abril vamos a estar bien porque no va a ser así, vamos a tener más población inmunizada pero al mismo tiempo vamos a ir retirando las medidas de confinamiento en función de cómo van los indicadores y por tanto me temo que la presión en los hospitales va a estar siempre ahí", insiste.
Toda esta situación que se prolonga desde hace meses, casi un año, de emergencia permanente provoca cansancio en el personal sanitario, que si bien se siente más seguro al estar más protegido y contar con más medios se enfrentan a una sobrecarga que no se puede mantener "permanentemente": "Esto hay que normalizarlo cuanto antes", incide.
Concreta que las sucesivas olas de la pandemia pillan a los hospitales con más camas preparadas y equipamiento que en marzo pero "los profesionales no los podemos generar en un día".
"Los intensivistas se generan en un año de especialidad, por lo tanto, donde las olas impactan más es en el esfuerzo que tienen que hacer los intensivistas, los enfermeros de cuidados intensivos, porque lógicamente no ha habido tiempo de disponer de más profesionales", apostilla Ferrer.