El debate electoral frustrado en la Ser ha empañado, a diez días de las elecciones madrileñas, el protagonismo de la presidenta madrileña y candidata a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, en una campaña electoral cada vez más polarizada. El encontronazo entre el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y la candidata de Vox, Rocío Monasterio, ha provocado que la alternativa pase a situarse en el 'Fascismo o democracia' de los partidos de izquierdas y no tanto en el 'Socialismo o libertad' de Ayuso.
Tras la negativa de Monasterio a retirar sus dudas sobre las cartas amenazantes recibidas por el exvicepresidente, la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, y el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, la campaña electoral ha dado un volantazo y ha pasado de estar centrada en la gestión de la pandemia a concentrar sus energías en cuestiones ideológicas.
El cambio de dinámica ha provocado que el PSOE saque nueva munición, con la presencia este sábado del presentador de Telecinco Jorge Javier Vázquez y del propio Marlaska en un mitin del partido en Vallecas. El ministro ha entrado en campaña, asegurando que el discurso del odio de Vox recuerda a "otros fascismos y a otro tiempo que este Estado de derecho recuperó y derrotó"., mientras que el presentador sentenciaba: "O democracia o fascismo".
La otra amenazada por las cartas, María Gámez, ha señalado que lo que se necesitan son "palabras y no balas", y ha recordado a la derecha que el significado de la palabra libertad "no es hacer lo que a cada uno le convenga, sino no tener miedo".
Por su parte, el candidato socialista, Ángel Gabilondo, ha admitido que la campaña electoral ha tomado un "nuevo rumbo" que va contra "el fascismo", y ha recalcado que el próximo 4 de mayo lo que se decide en las urnas es la "democracia frente a la ultraderecha". Gabilondo ha insistido en que estas elecciones "no solo van de Madrid, van de democracia" porque ante amenazas de muerte "no vale la equidistancia".
Por otro lado, la candidata de Más Madrid, Mónica García, ha censurado la "equidistancia" de Ayuso ante la "mezquinidad" del discurso de Vox, algo que ha definido de "aberrante". "¿En qué se parece la libertad a las balas, al odio y a la mezquindad?", ha preguntado García, quien ha reclamado a la candidata popular "que deje de esconder la cabeza como un avestruz" y "que tenga el coraje de admitir si sigue aspirando a gobernar con los que amenazan la convivencia de los madrileños".
Además, Iglesias, en un acto con la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, se ha mostrado convencido de que el episodio que protagonizó este viernes supuso “el clic” para que “cientos de miles de personas vieran las orejas al lobo", dijeran “hasta aquí” y “señalasen y plantasen cara al fascismo”.
Según él, su salida del debate es la responsable de que el resto de partidos progresistas y los medios de comunicación “hayan tomado nota” y hayan decidido moverse en la misma dirección, porque lo importante no fue, ha dicho, que él abandonase un debate, sino que gracias a eso cambiase "la actitud de los otros partidos progresistas".
"Lo que hacen los de Vox cuando me llaman 'coleta rata' es la deshumanización del enemigo para que en cualquier momento me puedan dar un tiro en la cabeza", ha apostillado.
Asimismo, Yolanda Díaz ha recalcado que las balas recibidas por Iglesias, Marlaska y Gámez "no iban solo contra ellos, iban contra la democracia", y ha llamado a votar “contra la política del odio” y el "fascismo". Para la vicepresidenta, este "cambio de signo" de la campaña electoral tras la decisión del viernes de Iglesias y del PSOE y Más Madrid de abandonar el debate en la radio se traduce en que "ahora Unidas Podemos puede ganar".
Al otro lado del espectro político, Vox ha criticado la actitud de Pablo Iglesias. Su presidente, Santiago Abascal, ha señalado que el candidato de Podemos no es más que el "puñetero niño consentido de la política española". "Uno no se puede creer que está en la batalla de Stalingrado y luego comportarse como un comediante y un llorón", ha añadido.
Rocío Monasterio, por su parte, ha acusado a Iglesias de irse del debate de la cadena SER como "un cordero degollado" porque no está acostumbrado a que "una mujer le mire a los ojos y le diga cuatro cosas, pero se va a tener que acostumbrar".
Mientras, el PP intenta esquivar la polémica que ha provocado el choque entre Podemos y Vox con el objetivo de no dar munición a la izquierda en lo que enmarcan en una estrategia "polarizada" de campaña para movilizar al máximo a su electorado ante los comicios del 4 de mayo.
Desde Génova aseguran que el PP va a seguir con su agenda y con su estrategia de campaña, que hasta ahora está "yendo muy bien" como, a su entender, recogen todas las encuestas. "A nosotros no nos van a marcar la agenda", ha señalado a Europa Press un miembro del comité de dirección del partido.
El diagnóstico es similar en el entorno de Ayuso, donde aseguran que aunque PSOE y Unidas Podemos busquen el enfrentamiento para movilizar a su electorado, para el PP "no cambia nada" y seguirá a lo suyo. Es más, sostienen que queda "mucha campaña" y que la candidata popular "tira mucho".
Además, en el PP aventuran que Podemos y el PSOE van a intentar estirar la polémica y explotar la radicalidad hasta el final de campaña. No obstante, fuentes de la dirección del PP recalcan oficialmente que no hay "ninguna preocupación" y creen que esta polémica se desinfla a cada minuto que pasa.
El propio líder del PP, Pablo Casado, ha pedido este sábado a los suyos públicamente seguir con su estrategia de campaña, aunque antes ha acusado a la izquierda de "resucitar el dóberman" y el "miedo". "Nosotros a lo nuestro. Nos pagan un sueldo para servir a los españoles y resolver sus problemas, no para crearlos, pelearnos y gritar y molestar a quién piensa distinto", ha subrayado en un mitin en Pozuelo de Alarcón.
En términos parecidos se ha expresado la presidenta de la Comunidad de Madrid, que ha pedido a los suyos no "descentrarse" y "no caer en guerras estériles" ni en "problemas que no tocan". "Nosotros no vamos a estar ahora mismo para estos circos", ha proclamado, para defender su gestión y criticar que, después de dos años de lucha "en soledad", se "fabriquen a última hora problemas inexistentes para tapar lo importante".
Desde Ciudadanos, Edmundo Bal ha criticado a los dos "polos": el de Iglesias, que "rompía el diálogo" y el de Monasterio, que "se alegraba de que se fuera" el candidato de UP, y ha advertido de que "cuando se acaba la palabra empieza la violencia. Y ese es el peligro al que nos enfrentamos en Madrid para el día 4 de mayo: que muera la palabra y que nazca la violencia".
Además, Bal ha llamado a una "revolución silenciosa y pacífica" que a partir del 4 de mayo va a "extender por toda España" la concordia, la democracia y la libertad de "verdad", para aplacar el "peligro" de que el 4M "muera la palabra y nazca el odio".
Por su parte, la líder del partido, Inés Arrimadas, ha vuelto a advertir de que Madrid no puede seguir la estela de Cataluña, y ha terciado que "los moderados que están pensando si ir a votar o no" van a ser los que "decidan el futuro de siete millones de madrileños".