El siluro es un pez que habita en aguas dulces que puede medir en torno a los 3 y 5 metros de longitud y su peso oscila entre los 100 kilos de peso. Su aspecto se caracteriza por una cabeza grande, ancha y aplanada, con seis barbillones bucales, así como por tener una piel sin escamas. Su hábitat natural son las aguas tranquilas y profundas, como los ríos o pantanos.
Pese a que los expertos limitan la alimentación de este ejemplar a vertebrados acuáticos pequeños, los últimos casos han demostrado que incluso pueden atacar a palomas y perros.
Aunque fue introducido en las aguas españolas del Ebro en 1974 por pescadores alemanes, su población va en aumento. Además, debido a su gran tamaño y a sus hábitos como depredador, se ha convertido en un ejemplar de gran peligro.
Según informa el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), su régimen alimentario puede variar "a lo largo de su crecimiento". Un siluro joven suele alimentarse solo de invertebrados, mientras que los adultos se centran en peces y cangrejos, "aunque se puede alimentar de ranas, roedores y aves acuáticas de forma ocasional".
En los último meses se han visto casos de siluros de 112 kilos de peso y otros que han atacado a perros a las orillas del río Tiétar (Cáceres).
Con todo, una vez que son capturados por los pescadores, está prohibido devolverles al agua, ya que esta es una manera de controlar la población invasora que altera la biodiversidad.