La Semana Santa arranca entre el temor a una cuarta ola y con el Ministerio de Sanidad redoblando sus advertencias: los datos constatan un “cambio de tendencia” hacia el ascenso de los contagios de coronavirus, algo que preocupa, y mucho, habida cuenta de los precedentes de las ondas epidémicas anteriores. En la memoria están los estragos causados por la segunda ola desencadenada con los excesos del verano, así como la de esta tercera, aún peor que la anterior, y espoleada por la excesiva relajación durante las Navidades.
Para esta ocasión, en acuerdo con las comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial, Sanidad ha dispuesto ordenar desde este 26 de marzo y hasta el 9 de abril, el cierre perimetral obligatorio de todas las comunidades autónomas, a excepción de las islas Canarias y Balareas, así como imponer el toque de queda mínimo desde las 23:00 horas hasta las 6, con la posibilidad de que cada comunidad lo modifique con una hora de margen.
El objetivo y el afán con el cual se ha dictado y acordado así es limitar la movilidad, –con desplazamientos masivos en estas fechas, en condiciones normales–, así como los contactos sociales, dos aspectos fundamentales que han probado ser claves para la transmisión del virus.
Por esto último, además, en la orden publicada en el BOE se dispuso limitar las reuniones a un máximo de 4 en espacios públicos cerrados, 6 en espacios públicos abiertos y a convivientes en espacios privados.
Las autoridades sanitarias insisten en que la situación puede descontrolarse si todos y cada uno de nosotros no ponemos de nuestra parte, e inciden en la necesidad de seguir estrictamente las normativas de prevención impuestas. No en vano, para asegurarse de que las medidas se cumplen, el Gobierno, y en concreto el Ministerio del Interior, ha dispuesto que más de 64.000 agentes sean desplegados para realizar controles en los distintos límites territoriales.
“Cultura de la prevención” y “cultura del cuidado” son las palabras más repetidas por la ministra Carolina Darias en las últimas comparecencias, en las que ha recordado que las medidas obligatorias acordadas son solo “un acuerdo de mínimos”, subrayando que las comunidades autónomas, en el marco de la “cogobernanza”, en el ejercicio de sus competencias y en función de su situación epidemiológica, pueden ser aún más restrictivas, algo ante lo que, de hecho, se ha manifestado a favor.
Sobran los motivos para ser cautos. Por si los precedentes no fueran pocos, la tendencia, efectivamente, marca un aumento en las cifras de contagio: en el último balance ofrecido por el Ministerio de Sanidad, fechado este jueves 25 de marzo, se han añadido otros 6.393 nuevos casos y 356 muertes más, mientras la incidencia nacional acumulada en 14 días se sitúa en 134,08 casos por 100.000 habitantes. Y todo con las variantes del coronavirus, como la británica, la brasileña o la sudafricana, aún más transmisibles, extendiéndose por nuestro país. De hecho, la británica “ya es mayoritaria”, ocupando “más del 50% de los casos” que se registran en España, y siendo en algunas comunidades autónomas incluso “superior al 80%”, en palabras de Carolina Darias.
Desde Reino Unido hasta la vecina Francia o Alemania, las alertas sobre la b.117, precisamente, se multiplican, instándonos a tener respeto a una variante británica que además identifican como más letal al tener poder de causar más daño.
Además, la situación de los países de nuestro entorno también preocupa. Justamente hace una semana era el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, el que alertaba al respecto, temiendo que España pueda tener repuntes como los que se están viendo en Italia, Francia o Alemania.
Imágenes como las vinculadas al denominado ‘turismo de borrachera’ o la de las concentraciones de personas en los distintos medios de transporte público, así como en las carreteras para intentar ‘escapar’ de sus comunidades autónomas justo un día antes de que entren en vigor las restricciones, hacen temer que podamos volver a caer en los mismos errores.
Entre tanto, el repunte de casos en España preocupa especialmente en las UCI de los hospitales porque la ocupación hospitalaria sigue siendo sumamente alta después de la tercera ola. Prácticamente uno de cada cinco pacientes ingresados en una unidad de cuidados intensivos están ahí por la covid-19. En total, hay 7.798 hospitalizados y 1.853 pacientes en UCI. La mitad de estos últimos están en Madrid y Cataluña, con 418 y 452 respectivamente. En estas dos comunidades, los enfermos covid ocupan tres de cada diez camas de cuidados intensivos.
Además, las cifras de fallecidos también repuntan, con 356 muertes más en el último balance, que se suman a un total que ya se eleva a 74.420 decesos desde el inicio de la pandemia.
Mientras, la trascendental campaña de vacunación no termina de acelerar, a la espera de un segundo trimestre en el que están puestas grandes esperanzas por el aumento en la llegada de las dosis. De momento, en España se han adminsitrado 6.839.736 de las 8.508.445 entregadas a las CCAA, es decir, un 80,4%. Además, 2.392.202 ya han recibido la pauta completa; las dos dosis de vacuna.
Ante este escenario, por su aumento en la incidencia en estos momentos preocupa especialmente la situación de siete comunidades autónomas, con Madrid a la cabeza como la comunidad autónoma con más tasa de contagios por habitante, con una incidencia de 235,32, solo superada por las ciudades autónomas de Melila, con 518, y Ceuta, con 250,07 casos por 100.000 habitantes. A estas tres se suman Asturias (161,03), Cataluña (171,81), Navarra (200,70) y País Vasco (206,23)
A todas ellas le afectaría el endurecimiento de las restricciones que pretende Sanidad con el nuevo ‘semáforo covid’ que se está planteando: una actualización de las recomendaciones del documento de ‘Actuaciones de respuesta coordinada' frente al coronavirus, que marcan un marco común de actuación a las distintas comunidades autónomas. En estos momentos, si se llegase a aprobar el endurecimiento de las restricciones, llevaría por ejemplo a requerir el cierre del interior de la hostelería en Madrid, aunque, en todo caso esta propuesta no se aplicaría hasta después de Semana Santa, y tras haber sido aprobada antes en el Consejo Interterritorial.
En el resto de comunidades autónomas la incidencia a 14 días es: