Pedro Sánchez entró en el hemiciclo en loor de multitudes. Con los aplausos de las bancadas de los grupos que le apoyan. Necesitaba Sánchez un respaldo en el hemiciclo tras unas jornadas más que tensas. A la hora de volver a pedir el voto de la cámara obvió su plan. Dedicó sus 10 minutos a arremeter contra la oposición a la que llamó radicales, bloqueadores y fracasados. Sánchez ha querido dejar claro que la única opción de Gobierno es la que él ha logrado con Podemos y la abstención de grupos minoritarios e independentistas. Pudo apostar por los constitucionalistas, difícil ante la postura de PP y Ciudadanos, pero no lo intentó siquiera. Apostó por el abrazo con Iglesias.
Pedro Sánchez volvió a recordar a la derecha sus fracasos y sus indigestos pasos por la oposición. "Cinco elecciones con el mismo resultado no son una coincidencia, se llama democracia. Tengan un poco de nivel democrático, esta cámara no es suya", les ha espetado. E irónicamente les ha señalado que comprende su frustración tras cinco elecciones perdidas pese a que los han intentado todo.
"Ustedes han perdido las elecciones y van a perder esta votación. Acepten los resultados electorales. Porque en en este país es necesaria la convivencia. Desde la amargura y la frustración no se puede construir nada. Va a haber una mayoría progresista porque así lo han querido los españoles".
Sánchez ha defendido también su aumento de impuestos, pero solo para los más acaudalados. Y ha vuelto a defender que la lucha contra la precariedad será bueno para los españoles y para los empresarios. Sánchez ha defendido el logro de derechos del PSOE, como el divorcio o el aborto, que no obligaban a nadie a ejercerlos, pero que existían. Sánchez ha pedido acabar con el nivel tóxico, crispado que se vive en la Cámara y ha pedido consenso. Y ha recordado para acabar a Azaña, "nadie tiene derecho a monopolizar el patriotismo".