Sánchez cuenta con el sí de PNV y Ciudadanos para alcanzar su objetivo de completar la desescalada en estado de alarma

  • La negociación abierta para la sexta prórroga confirman el acercamiento de los nacionalistas vascos y la disposición de los de Arrimadas

Con el acuerdo para la abstención de ERC los números salen, el próximo miércoles Pedro Sánchez acudirá al Congreso a pedir una sexta prórroga del estado de alarma y la conseguirá. Salvo complicación sanitaria grave, será la última. Con quince días más basta para alcanzar, como pretendía el Gobierno, el final de la desescalada en situación de excepcionalidad.

Pedro Sánchez se apoyará de nuevo en el PNV y en Ciudadanos, que con la abstención de ERC, le garantizan la mayoría con independencia de lo que haga el resto de la cámara. Antiguos aliados como ERC o Compromís votaron no la última vez. Aun así, la voluntad del ejecutivo de “ampliar mayorías” ha seguido vigente y ha logrado, al menos, que los de Rufián no voten que no.

A fuerza de repetirse, el cortejo. Ésta de ahora ha tenido como principal objetivo restablecer puentes con el PNV, que quedaron muy tocados después de que, para asegurarse la aprobación sí o sí de la quinta prórroga, Sánchez cerrara un acuerdo con Bildu a cambio de derogar “íntegra” la reforma laboral. La maniobra socialista para asegurarse unas abstenciones que luego no necesitó (Ciudadanos no se echó para atrás como temía) disgustaron a un PNV que lo vieron como un tanto para Bildu, rival en unas elecciones vascas en ciernes. La relación Gobierno-PNV, sin embargo, se ha reconducido en días. Se ha pasado de lo del “depósito de confianza con el piloto rojo encendido” que dijo Andoni Ortúzar, presidente del partido nacionalista, al “podríamos apoyarla” que ha dicho Aitor Esteban, su portavoz parlamentario. Con condiciones, eso sí. Como siempre.

Las condiciones del PNV

El PNV pide que margen de maniobra para los gobiernos de comunidades autónomas en fase tres, que es en la que estará Euskadi al comienzo de la siguiente prórroga. Y acaba de pactar que el ejecutivo vasco gestionará el Ingreso Mínimo Vital aprobado este viernes. La ministra portavoz dice que no hay relación con lo de la alarma, pero todo ayuda. Así que lo del PNV suena a que está hecho.

El apoyo, en todo caso, de confirmarse, llega con aviso. Con éste recado de Ortúzar para Sánchez después de lo de la jugada con Bildu. Dicho sea en la terminología del mus que él ha empleado en una entrevista en Radio Euskadi: "Bildu puede intentar jugar en Madrid la partida, pero, si esto fuera el mus, puede jugar a la pequeña. Nosotros podemos jugar a la mayor, a los pares y al juego, porque nuestros seis votos son definitivos y sus cinco, algunas veces ayudan, pero casi siempre no son necesarios", ha indicado. Lo dicho, un recado para el resto de legislatura.

Ciudadanos: "con responsabilidad"

La vía Ciudadanos (abierta en la cuarta prórroga) también quedó dañada tras el acuerdo con Bildu de la última vez. De hecho, se ocultó durante horas por el temor de que los de Arrimadas se retractaran del apoyo prometido al enterarse. Así que el propio Pedro Sánchez se ha puesto manos a la obra, y ha descolgado el teléfono para llamar a Edmundo Bal, el portavoz en el Congreso, como antes lo había hecho para ‘ganarse’ a Arrimadas. Fue el miércoles, lo desveló Bal en Antena 3.

Ciudadanos, de primeras, se mantiene en el rumbo seguido hasta ahora. De su desmarque de PP y Vox, que ya votaron no a la quinta prórroga y ahí siguen. Además del pacto con Bildu, la disposición de Ciudadanos a apoyar a Sánchez se ha resentido por la crisis en Interior derivada de la destitución del coronel Pérez de los Cobos. Aún así, siguen inclinados al sí, que para ellos es una forma de hacer ver que anteponen el interés general y, ya de paso, de tentar a Sánchez a “mirar al centro moderado”.

Con esto se refieren tanto al pacto con Bildu sino a la sociedad con ERC, y su pretensión de "desconfinar" la mesa de diálogo sobre Cataluña. Arrimadas, de hecho, llegó a presumir de haber dinamitado esa mesa con el pacto para la última prórroga. “Actuaremos con responsabilidad”, es el punto en el que está Ciudadanos, que aún no ha decidido que votará finalmente.

La evidencia es que el Gobierno sigue contando también con ellos, por más que ERC le pida que demuestre en estas votaciones con qué lado cuenta para tender alianzas. O con Ciudadanos o con nosotros viene a ser la disyuntiva que plantean los republicanos a un Sánchez empeñado en abrir el abanico. El miércoles, Gabriel Rufián le acusó de hacer solo “matemáticas” y dar “aire a la derecha”. El jueves, en la comisión de Sanidad, otro diputado de ERC sacó a relucir la advertencia de que en las votaciones del estado de alarma está en juego la legislatura.

La sexta prórroga es ese trago que Sánchez quiso pero no se pudo evitar

Los republicanos han tenido que decidir su voto sabiéndose prescindibles. La vicepresidenta Carmen Calvo tiene de aquí al debate del miércoles para cerrar la brecha y restablecer, o no, un entendimiento que ayudó Sánchez a llegar a la Moncloa. El ser el último plazo extra, digamos que el último esfuerzo, ayuda a veces en estas cosas.

Ante los apuros para sacar la quinta prórroga el Gobierno manejó la idea de no pedir una sexta. Pero el convencimiento de que el estado de alarma es la mejor herramienta para manejar la desescalada y la sensación de que era posible repetir apoyos le han puesto de nuevo en el intento. Quince días después, con alguna lección de lo de entonces: no se va a negociar, dicen, nada que no esté vinculado a la crisis; y se va a diseñar un mini plan b por si no saliera adelante. Se han previsto modificaciones legales para reconvertir en decretos órdenes que permitan, entre otras cosas, el control de la movilidad.

Llegados a este punto, la sexta prórroga es ese trago que Sánchez quiso pero no se pudo evitar. Le faltaron apoyos. Y aquella quinta prórroga de un mes con la que intentó llegar hasta la "nueva normalidad", hasta el final del túnel, la ha tenido que completar a plazos. Dos incómodos plazos.