Los Reyes han cerrado este lunes la agenda de su estancia veraniega en Baleares con una visita a Ibiza en la que han recibido uno de los recibimientos más cálidos de los últimos meses justo el día en que se ha desvelado el destino de don Juan Carlos tras su salida de España.

Felipe VI y doña Letizia volverán este martes a Madrid tras doce días en la comunidad balear durante los que sólo se les ha visto en actos oficiales, ya que se plantearon esa estancia como una prolongación de su recorrido por toda España para apoyar a instituciones y colectivos tras el estado de alarma a causa de la pandemia de coronavirus.

Han protagonizado varios actos en Mallorca, el jueves pasado viajaron a Menorca y en esta jornada se han trasladado a Ibiza para promocionar el turismo cultural y de playa, muy afectados por las consecuencias de la COVID-19.

Apenas dos horas antes de que aterrizaran en Ibiza, Zarzuela emitió un escueto comunicado en el que informaba de que don Juan Carlos les había trasladado que informaran de que estaba en Emiratos Árabes Unidos desde el pasado 3 de agosto.

No ha habido la más mínima referencia a este asunto durante la jornada en Ibiza, que los reyes han comenzado visitando la necrópolis fenicio-púnica de Puig des Molins, considerada como la más extensa y mejor conservada de la antigüedad en todo el Mediterráneo.

Acompañados entre otras autoridades por la presidenta de Baleares, Francina Armengol; y la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto; han visitado además el museo colindante al yacimiento, que se encuentra en la ciudad de Ibiza, y han accedido al conocido como hipogeo de la Mula.

Se calcula que sólo contando las tumbas de época púnica hay unas 3.000, y de todo el laberinto de sepulcros, sólo 340 son visibles desde el exterior.

A las puertas de la necrópolis se había congregado un centenar de personas para vitorearles y que han tapado con vivas los insultos que profería otro ciudadano mezclado entre ellos.

Pero las muestras más patentes de cariño las han vivido en San Antoni, uno de los principales enclaves turísticos ibicencos y donde han iniciado un paseo por la playa de S'Arenal, en la bahía de este municipio y famosa por sus puestas de sol.

Una playa atestada de forma habitual de turistas en estas fechas, especialmente británicos, pero que este año cuenta con una afluencia mucho menor de bañistas como ha podido constatar la pareja real.

En ese primer tramo de su paseo ya han sido recibidos con aplausos y vivas a España y a los reyes, unos vítores que se han sucedido después en otros puntos de la visita.

Se han acercado a unos puestos de artesanía y se han interesado por la fabricación de las espardeñas, las alpargatas de cuerda de esparto típicas de la isla, y los senalló, los capazos de ese mismo material.

La reina ha promocionado también la moda ibicenca ataviada con un vestido Adlib de la diseñadora local Charo Ruiz.

En su camino hacia la iglesia de San Antoni y con balcones engalanados con banderas de España han vuelto a ser vitoreados, y en el atrio del templo han presenciado un ball pagès, el baile tradicional de la isla.

Atravesando otra de las calles más características de San Antoni se han dirigido hasta el puerto, donde han saludado a la corporación municipal, a los alcaldes de otros municipios y han charlado con varios propietarios de llaüts, las barcas tradicionales de Ibiza, y con fabricantes de diversas artes de pesca cuyo uso les han explicado.

El ayuntamiento de Sant Antoni ha obsequiado a la reina con un anillo y a don Felipe con un botón con aguja del traje típico ibicenco. Además les han regalado dos vestidos ibicencos y dos senalló para la princesa Leonor y la infanta Sofía.

Protegidos con mascarillas en todo momento, los reyes se han acercado en varias ocasiones a algunos grupos de personas que les aplaudían y lanzaban piropos y les han agradecido las muestras de cariño.

Tras su visita, han emprendido viaje de regreso a Palma, desde donde este martes volverán a Madrid.