La primera autopsia forense practicada al cuerpo de Esther López, la mujer de 35 años cuyo cadáver fue encontrado este sábado cerca de una carretera de acceso a la localidad de Traspinedo (Valladolid) donde vivía no arrojó luz sobre lo ocurrido por el momento, mientras la Guardia Civil mantiene abiertas todas las líneas de investigación para esclarecer si su muerte fue violenta o no.
El forense no apreció evidentes signos de violencia, pero la autopsia tardará a la espera de resultados toxicológicos. El cuerpo de Esther estaba boca abajo con el abrigo puesto, la ropa sucia. Analizan las fibras por si pueden indicar que proceden por ejemplo del maletero de un coche.
Las batidas se hicieron en dirección contraria y los investigadores creen posible que estuviera desde el principio donde fue encontrada. En la mochila de Esther no falta nada, ni el móvil. Analizan si ha sido manipulado. Hasta ahora con las antenas tenían una área donde se habíaa movido. Ahora sabrán los puntos exactos. No se descarta que pudiera caerse o pudo fallecer antes, cerca del pueblo, y nunca llegar al cruce de la maña.
Un asesino no es normal que deje un cuerpo con el móvil, pero si Esther sufrió una muerte natural, las personas que estaban con ella podrían haber tomado la decisión equivocada de dejarla en la carretera y volver a sus casas para tener una coartada.
Queda por determinar, incluso, si su cuerpo fue colocado posteriormente o no en el lugar del hallazgo. En la primera inspección del cadáver no se apreciaron signos externos de violencia, sostienen fuentes próximas a la investigación.
Al parecer, por el momento no se ha encontrado nada reseñable que ayude a esclarecer las causas de la muerte de Esther, por lo que habrá que esperar a los análisis histopatológicos y toxicológicos del cuerpo para saber cuál fue exactamente la causa del fallecimiento y si existió la intervención de terceras personas.
Los investigadores tiene abiertas todas las líneas de investigación para esclarecer lo que ha ocurrido. "No se descarta nada, todo son elucubraciones", ha incidido el subdelegado del Gobierno en Valladolid, que se ha remitido al secreto de sumario del caso y a la espera de lo que diga la autopsia.
La joven ha aparecido con la misma ropa que llevaba el día de su desaparición en una zona que no había sido batida por ser un lugar habitual de paso de los vecinos de la localidad, según han precisado a Efe fuentes de la investigación, quienes aseguran que si el cuerpo hubiera estado allí desde el principio se hubiese visto antes.
Álvarez ha dicho que cree que el paseante que encontró a las 10.30 de ayer el cuerpo sin vida de Esther, cerca de la carretera que va al municipio, a unos 3,5 kilómetros, en superficie y en lugar visible, es un vecino del municipio, mientras que el alcalde de Traspinedo, Javier Fernández, ha explicado que no sabía de quien se trataba.
El subdelegado del Gobierno tampoco ha entrado en la cuestión de si había algún tipo de seguimiento a alguno de los sospechosos, como el único detenido que posteriormente fue puesto en libertad, y ha descartado que vaya a haber, "en principio, alguna detención en breve". El subdelegado ha admitido que las cámaras que hay en el Restaurante La Maña, en el cruce de la N-122 para acceder a la carretera hacia Traspinedo, donde se encontró el cuerpo de Esther "van a ayudar a esclarecer el caso".
Por otra parte, el padre de Esther ha agradecido en una carta abierta el apoyo recibido y ha pedido respeto para poder "llorar a solas" la muerte de su hija, en un momento de "dolor indescriptible". También agradece la labor de los que de forma desinteresada han participado durante esos más de veinte días en las batidas para localizar a Esther; y al trabajo sin horarios de la Guardia Civil para tratar de devolverles a su hija.
"Sabemos que han hecho todo lo posible por traernos a nuestra hija de vuelta y que, a partir de ahora, harán todo lo posible para desentrañar las circunstancias de su muerte y encontrar, si los hubiera, a quienes tengan alguna responsabilidad en lo que a Esther le haya sucedido", recoge la carta.