No era aceptable “guardar el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros”. Y no era suficiente “guardar el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministras y Ministros”. Las recién nombradas ministras de Igualdad y de Trabajo, Irene Montero y Yolanda Díaz, quisieron marcar la diferencia e ir más allá. Y por eso el lunes, en la ceremonia de Zarzuela, prometieron “guardar las deliberaciones del Consejo de Ministras”.
La polémica estaba servida y, la RAE, presta a la corrección. En un tuit –en respuesta a la pregunta de una usuaria- ha explicado que la fórmula es incorrecta: "Si ese órgano de Gobierno estuviera constituido solo por mujeres, habría de denominarse Consejo de Ministras; pero esa fórmula no es gramaticalmente aceptable si en el Gobierno hay ministros varones", ha señalado la institución. “El femenino –dice la institución- como término marcado de la oposición de género, sólo incluye en la referencia a las mujeres”.
La RAE tampoco es muy partidaria, por cuestiones de “economía del lenguaje”, de la fórmula que cite a mujeres y hombres porque un desdoblamiento así, como el de “Consejo de Ministras y Ministros”, es “artificiosos e innecesario”, ya que “el género masculino designa a los individuos de un colectivo sin distinción de sexos”.
En todo caso la institución está pendiente de un debate en el que abordará la necesidad de cambiar la Constitución y adaptarla a un lenguaje más inclusivo. Y su anterior presidente, Darío Villanueva, después de una polémica similar –la que surgió tras la ceremonia de toma de posesión del anterior Gobierno- bendijo la expresión de "ministros y ministras": “Yo, por ejemplo, cuando comienzo una conferencia suelo decir ‘señoras y señores’. En ese sentido no hay ningún problema”, declaró entonces a Europa Press.
Parece evidente que las ministras y los ministros del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez conocen perfectamente las normas de la gramática española. Pero el movimiento feminista reivindica la evolución del lenguaje: “Todo lo que sea utilizar el masculino como genérico invisibiliza a las mujeres y las excluye (…) Cuando se nombra a mujeres y hombres no se está duplicando, se está nombrando, se dice lo que se quiere decir, que había hombres y mujeres”, explica Nuria Varela en “Feminismo para principiantes”.