La imagen de Pablo Iglesias sin coleta esconde un mensaje de comunicación política. Primero porque estamos ante una fotografía realizada por el fotógrafo del propio partido de Iglesias, segundo, porque está cuidada al milímetro. Incluido el libro, casualmente de Pedro Vallín, autor de la exclusiva: '¡Me cago en Godard!: Por qué deberías adorar el cine americano (y desconfiar del cine de autor) si eres culto y progre'. En el libro, el autor carga contra "el elitismo condescendiente del establishment cinematográfico europeo, en los dogmas que identifican las películas estadounidenses con la derecha y en el mal llamado "placer culpable". Porque es absurdo sentirse un aliado del imperialismo por disfrutar de una película palomitera (o sentirse mejor persona por dormirse frente a una mala película indie)". Dice Joaquín Prat en Cuatro que la intención de Pablo pudo ser raparse, pero que el entorno le dijo que no. Otra vez la importancia de la imagen. Raparse habría sido un salto demasiado brusco.
Se corta Pablo Iglesias la coleta después de decir adiós a la política, pero lo hace, como todo en su carrera, volviendo a hacer de su imagen política un símbolo. Andreu Casero Ripollés, catedrático de la Periodismo de la Universidad Jaume I de Castellón, y Decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, y especialista en Comunicación Política, no tiene dudas. "Hay que recordar que en sus inicios políticos, en las elecciones europeas, la imagen electoral fue su cara, coleta incluida. Y esa imagen de la coleta era un emblema de renovación, de rebeldía, de cuestionamiento político".
No en vano, la forma de vestir en el Congreso ha llegado en estos tiempos a formar parte del debate político, con la polémica de las corbatas, que eran consideradas un "elemento de la casta". La evolución de Iglesias hizo que pasara de camisas mal planchadas a corbatas finas con chaquetas de sport, una evolución conforme también ascendía en el ámbito político. Un look casual, cercano a la gente, que solo rompió en la Gala de los Goya y no por casualidad. Ese esmoquin también fue un mensaje político.
Andreu Casero considera que ya en los últimos tiempos se comentaba un posible cambio de look, pero no se vio adecuado, el símbolo de la coleta convertida en moño al final era demasiado fuerte. "La imagen de Pablo sin coleta lanza el mensaje de etapa cerrada, pero también de que él se considera aún una figura con un mensaje político que ahora podrá dar en otros lugares, presumiblemente algún medio, porque nadie se saca fotos sin coleta para volver a la universidad. Iglesias es consciente de que su imagen todavía tiene un capital político importante. Parece que es un mensaje de que no va a tutelar la sucesión. De nuevo eso sí, copa la actualidad. Iglesias quiere seguir siendo influyente, aunque sea en otro ámbito. Y no hay que olvidar que el término El coletas ya era visto como algo negativo.
Cristian Salomoni, director del IIAC Instituto Internacional de Análisis de la conducta, recuerda que en todas sus clases en la universidad cuando habla de la comunicación no verbal política siempre hace hincapié que la imagen lo es todo. "No es nada frívolo, no es solo algo estético, aporta muchas informaciones sobre nosotros mismos. La coleta de Pablo Iglesias era algo muy distintivo, era su marca personal. La historia del significado de la coleta como cualquier parte de nuestra apariencia es larga, desde símbolo de distinción y respeto en la Europa antigua hasta un signo de mozárabes y judíos durante la inquisición. Un símbolo cultural, religioso y político de reyes europeos y los padres fundadores de EEUU. En Pablo Iglesias la coleta era ir contra lo tradicional, contra la casta, un peinado revolucionario, y muy de izquierda en los cánones estético del votante de izquierda".
Salomoni considera que "el moño que ha tenido como integrante del gobierno fue un acierto en su renovación de imagen política. El dice que fue por el calor y para atender más cómodo a sus hijos. Aunque fuera así, ese moño se ha quedado y haciéndolo ha querido jugar con la imagen personal más moderna, más a la moda, ya que ese peinado es el peinado más utilizado del año y el más buscado en Google. Lo llevaron Brad Pitt, Jared Leto, Bradley Cooper, Chris Hemsworth, Orlando Bloom, Jake Gyllenhaal como representación de la nueva masculinidad, ya que era un peinado femenino demostrando que se pueden romper barreras y prejuicio sobre lo que es la estética masculina. En el caso concreto de Pablo Iglesias se puede interpretar como un peinado más limpio y acorde con la que era su nueva posición de vicepresidente del gobierno de la nación. También el moño tiene su historia ligada por ejemplo a los samuráis", señala el experto.
En cuanto a su actual corte de pelo, Salomoni recuerda a un mito, Coco Chanel. “Cuando una mujer corta su cabello está por cambiar su vida. Muchas personas, tanto hombres como mujeres, después de una ruptura sentimental o una pérdida, se cortan el pelo, porque te alguna manera es como liberar tensiones y sentimientos negativos. Es una búsqueda de cambio frente a la situación que estamos viviendo, Cuando cambiamos de etapa o necesitamos un cambio. A veces detrás de un corte de melena hay detrás un intento de querer ser otra persona, diferente de aquella que ha tenido que pasar por un momento difícil. Además, el pelo es la parte mas visible de nuestra apariencia, pero es algo mas importante que la ropa que llevamos. Es la expresión de quiénes somos y cómo queremos que nos vean. Lo demuestra una
investigación Changes in Appearance in the Presence of Major Stress Events de Megan E. Stitz, John D. Pierce, Jr. De la Universidad de Philadelphia en 2013 que describe cómo los cambios de aspectos físicos pueden tener muchos correlatos psicológicos. Así que el corte de la coleta de Pablo Iglesias no es tan inocente como parece. Veremos cuál es su siguiente paso.