La presidenta del Congreso de los Diputados no daba crédito y tuvo que decirlo. "El hemiciclo pone a disposición de todos mascarillas y espero que a la hora de la votación, cuando será difícil guardar las distancias, se las pongan". Porque el espectáculo en el Congreso ha sido dantesco. El presidente, eso sí, lució una blanca con la bandera española. Lo que sorprendió a no pocos, más acostumbrados a ver esas mascarillas en Abascal y Casado.... o Aznar. Un gesto que puede significar que la bandera por fin es de todos. Veremos.
La realidad es que nadie se puso la mascarilla mientras duró la sesión. Y no, no guardaban la distancia de un metro y medio. Unos las dejaban al lado, otras se las ponían mal (está claro que no entra en la cabeza que debe llegar de la nariz a la barbilla) y los más se olvidaron de ellos nada más entrar en el hemiciclo.
Muy distinta es la realidad en la Parlament, donde es obligatorio llevar la mascarilla en todo momento. Hay que recordar que sólo en Madrid y en Canarias, de momento, se permite no llevar puesta la protección contra el coronavirus cuando hay dos metros de separación entre las personas. Illa ha dejado claro que no hay que perderle el respeto al virus. Esperemos que nuestros políticos no lo hagan. Vista la imagen en el Congreso, los políticos les han perdido el respeto.