Pelotas de 'foam', la alternativa a las de goma en Cataluña: cuándo y cómo deben usarlas los Mossos d'Esquadra

  • Ester Quintana perdió un ojo en 2012 y supuso el detonante para que el Parlament sustituyera las balas de goma por estas de espuma

  • Una manifestante también pierde la visión de un ojo durante las protestas en apoyo al rapero Hasél y reabre el debate

  • Rebotan menos que las de goma, son menos lesivas y solo pueden ser usadas bajo el consentimiento de un superior, apuntando por debajo de la cadera

El uso de proyectiles de goma y similares por parte de los cuerpos policiales para contener y disolver protestas violentas vuelve a ser objeto de debate. Lo es en Cataluña, puesto que el Departament de Interior investiga si la pérdida de un ojo de una manifestante de 19 años durante los altercados en apoyo a Pablo Hasél en Barcelona es consecuencia del impacto de una pelota de 'foam' disparada por los Mossos d'Esquadra.

'Foam' significa espuma en catalán y su material, "tipo viscoelástico, se deforma un poco cuando impacta, por lo que el golpe es menor que si se produjera con una pelota de goma", según describe el portavoz sindical de la policía catalana, Toni Castejón. A su vez, "las de goma son más difíciles de controlar y rebotan, no sabes dónde van a acabar", mientras que las de foam, de 4 centímetros de diámetro y de forma rectangular en su base, no rebotan y se disparan con una "adaptadora" con puntero láser: "Ganas en precisión, pero pierdes en fuerza".

Los Mossos d'Esquadra empezaron a usar este tipo de proyectiles para sustituir los de goma por ser demasiado lesivos a partir del 30 de abril de 2014, después de que el Parlament de Cataluña aprobara en diciembre de 2013 su prohibición. Lo hizo con los votos a favor de Convergència i Unió, Esquerra Republicana y Ciutadans (y la abstención del Partit Socialista y la CUP, y la negativa del Partido Popular e ICV-EUiA) empujados por el caso Ester Quintana.

De Quintana a Español, pasando por el 1-O y las protestas por el 'procés'

Quintana se manifestaba junto a 110.000 personas (cifras de la Guàrdia Urbana) el 14 de noviembre de 2012 por el centro de Barcelona durante la huelga general del mismo día. Al acabar, la policía cargó contra los más radicales que protestaron de forma violenta. La mujer recibió un fuerte impacto, supuestamente producido por una pelota de goma, aunque los Mossos d'Esquadra negaron haber lanzado ningún proyectil y atribuyeron la lesión al lanzamiento de objetos por parte de los manifestantes.

Un mes más tarde y tras la publicación de un vídeo en Internet sobre la actuación policial en el lugar de los hechos, el jefe de los antidisturbios del cuerpo catalán reconoció haber escondido un informe que recogía el disparo de una lanzadora. El Departament de Interior apartó después por "indisciplina" a siete agentes que también habrían escondido información relacionada con el disparo.

Los hechos supusieron el detonante para que la política catalana desterrara las pelotas de goma de los cuerpos policiales sobre los que tiene potestad la comunidad a partir del 2014, aunque 30 personas ya habían perdido un ojo en España desde 1990, de las que siete fueron en Cataluña entre 2009 y 2012 según la plataforma Stop Bales de Goma, que denuncia que el uso de armamento lesivo y posiblemente letal en la dispersión de manifestaciones es "inadmisible", ya sea de espuma o de goma.

No obstante, el Parlament no tiene competencias sobre la Guardia Civil ni la Policía Nacional, cuerpos desplegados para impedir el referéndum independentista del 1 de octubre de 2017, en el que se volvieron a registrar disparos con pelotas de goma. Precisamente, una lanzada por agentes antidisturbios de la Policía Nacional impactó presuntamente en uno de los votantes, Roger Español, que también perdió la visión de un ojo al recibir el golpe en las inmediaciones de la escuela Ramon Llull, en Barcelona. El juzgado descartó este mes de febrero que la policía actuara de forma deliberada o imprudente y sostiene que disparó la bola al suelo y no directamente contra el afectado.

Durante las violentas protestas contra la sentencia condenatoria a los líderes del 'procés' de octubre de 2019, la Policía Nacional volvió a utilizar balas de goma, mientras que los Mossos d'Esquadra siguieron utilizando balas de foam. El balance, tres personas más perdieron un ojo durante los disturbios.

Cómo y cuándo deben usarse

Los únicos agentes con potestad para disparar pelotas de foam son los de la Brigada Móvil (BRIMO) y de las Áreas Regionales de Recursos Operativos (ARRO), y solo bajo el permiso de un mando superior. Además, tan solo pueden dirigir este tipo de proyectiles hacia el individuo que "lanza objetos o ataca a la policía de otras formas y al que hay que bloquear la acción", en palabras de Castejón.

Asimismo, deben disparar de cadera para abajo porque, a pesar de ser proyectiles no letales, pueden provocar lesiones en órganos vitales. Algo que en el terreno de la protesta, los sindicatos lamentan que "no es tan fácil". "Aunque es fiable, al final vas a disparar y la persona se mueve, se puede girar, agachar, arrancar a correr... o te dan un empujón o un botellazo porque es una situación de extrema violencia en la que te defiendes como puedes: ¡hay mil factores que no dominas!".

Aun así, Castejón, que lamenta que la manifestante por Pablo Hasél haya perdido un ojo y que confía en que se investigue para esclarecer lo sucedido, insiste en que estas lesiones no son recurrentes. "Desde Mossos se nos explicó que este proyectil, por sus características, no puede provocar este tipo de heridas", en palabras del portavoz sindical, aunque reconoce: "Todo tiene su peligro: desde una defensa o porra hasta el gas lacrimógeno, una pistola táser o el cañón de agua".