Pedro Sánchez hace balance del curso político antes de que el Gobierno celebre su último Consejo de Ministros el próximo martes y se vaya de vacaciones. Será una rendición de cuentas, pero también le servirá al presidente para marcar su hoja de ruta para la segunda etapa de la legislatura. Sánchez tiene intención de agotarla y para conseguirlo pretende reforzar la agenda progresista del Ejecutivo con el objetivo de reconectar con el electorado del PSOE.
Tras la rotunda victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, gran parte de las encuestas sitúan al PP en ascenso y con posibilidades de conseguir una mayoría absoluta con Vox. El resultado de las elecciones en Madrid ha agitado el tablero político en estos siete meses donde ha habido de todo. Desde la salida de la escena de Pablo Iglesias hasta la apertura de una nueva etapa de diálogo en Cataluña, los indultos a los presos del procés y la mayor remodelación que se recuerda de un gabinete.
De fondo, condicionando toda la acción del Gobierno está la pandemia del coronavirus. A pesar del alarmante aumento de los contagios en el último mes, de las peticiones de varias comunidades autónomas para endurecer las medidas y del varapalo del TC que declaró anticonstitucional el confinamiento del primer estado de alarma, el presidente no se mueve ni un milímetro de su estrategia.
Fía al proceso de vacunación lograr el gran objetivo del Ejecutivo, la recuperación económica con la llegada de los fondos europeos como elemento clave. Sánchez exhibirá los datos que ya ha expuesto la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Que todos los indicadores y previsiones apuntan a una "fuerte recuperación económica" en la segunda parte del año y que en otoño se podrían recuperar niveles de empleo cercanos a los que había en febrero de 2020, antes de la pandemia.
En estos siete meses, el PP ha hecho una oposición a degüello contra la gestión de Sánchez. Pablo Casado ha escenificado que es imposible llegar a pactos de Estado con el Gobierno. Moncloa da por hecho que la renovación de los órganos constitucionales como el CGPJ va a seguir bloqueada.
El PP está disparado tras la aplastante victoria de Ayuso en Madrid que hizo de la confrontación directa con Sánchez su mejor baza. La onda expansiva de las elecciones del 4 de mayo llegó a la misma mesa del Consejo de Ministros y ha desencadenado movimientos posteriores en el tablero.
Uno de los empeños del presidente es abrir un nuevo tiempo de diálogo en Cataluña que acabe con la etapa de enfrentamiento y división entre el Gobierno y la Generalitat a raíz del referéndum del 1 de octubre. En ese contexto de deshielo hay que entender los indultos a los presos independentistas del procés, su decisión más arriesgada.
Tras la concesión de los indultos Sánchez acometió por sorpresa uno de los cambios de Gobierno más profundos de la historia para arrancar una "nueva etapa" y reactivar la agenda social. Un vuelco con la vista puesta en el futuro y en las citas electorales de 2023.
El Gobierno ya tiene la vista puesta en la gran tarea que le espera en septiembre, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Sánchez dice que esas cuentas "consolidarán la recuperación" para construir "una España más fuerte, verde, feminista y cohesionada".
Sánchez pondrá cifras a la ejecución de las promesas realizadas en el debate de investidura. Ya lo hizo en diciembre del pasado año cuando presentó un informe titulado "Cumpliendo". En él se recogía que el 23,4 por ciento de los 1.238 compromisos adquiridos se habían ejecutado y se estaba ya trabajando en el 90 por ciento. El presidente presumió de que era el primer informe con datos concretos donde un Gobierno rendía cuentas y aseguró que lo actualizaría en cada balance. Este jueves toca.